La ciudad de Sevilla, por fin, podrá contar en 2024 con sus Reales Atarazanas recuperadas como gran centro cultural tras iniciarse las obras de un proyecto que se ha retrasado en numerosas ocasiones y que ya es una realidad, gracias a la inversión de 20,2 millones por parte de Caixa (13,1) y la Junta (7,1) y al entendimiento entre los implicados, una rehabilitación no exenta de obstáculos, que no se han querido ocultar en el acto público con el que se daba el pistoletazo de salida para que este emblemático monumento se convierta en un nuevo atractivo para la ciudad, para Andalucía y para España.
La rehabilitación de las Reales Atarazanas de Sevilla permitirá recuperar los antiguos astilleros medievales del siglo XIII, recuperando sus cinco naves principales y dos de ellas se excavarán hasta la cota inicial, cinco metros, para exhibir las dimensiones de este singular monumento, que ha tenido numerosas transformaciones a lo largo de su historia. Se actuará en la planta principal y en la segunda, y aunque su entrada principal se mantendrá por la calle Temprado, se abrirán dos de sus puertas hacia Dos de Mayo, por lo que el Ayuntamiento de Sevilla ya ha anunciado que esta calle será peatonalizada y se reurbanizará, según adelantaba el alcalde, Antonio Muñoz.
Fruto de la colaboración público-privada, ninguna de las instituciones y entidades implicadas en el proyecto ha eludido hablar de las dificultades que ha sufrido el proyecto para ver la luz. Cinco han sido los proyectos que se han presentado y que han sufrido modificaciones, desencuentros arqueológicos y de intervención, recursos jurídicos e imposibilidades presupuestarias que, tras un largo proceso han permitido que ahora se ponga fecha a su terminación en el año 2024 y cuantía, 13,1 millones comprometidos por la Caixa, a pesar de que renunció a instalar allí su Caixafórum, y 7,1 millones de la Caixa. Aunque será la fundación Cajasol la que gestionará la actividad cultural, aún no está definido el modelo de gestión y el Ayuntamiento ya ha pedido participar en el organismo que lo asuma.
De "engorro" a ejemplo de colaboración público-privada
El primero en reconocer estas dificultades ha sido el propio presidente de la Junta, Juanma Moreno, calificando de “engorro” un proyecto del que ha alabado el “empeño y empuje” de la Consejería de Cultura y de todos los implicados, hasta de Adepa, la asociación patrimonialista que puso la iniciativa en manos de los tribunales. Ya como realidad, Moreno lo ha puesto de ejemplo de colaboración público-privada, con las que considera que “llegamos más lejos y más rápido”.
Para el presidente, con esta iniciativa se recupera un patrimonio “excepcional y americanista”, un espacio cultural y abierto que permite completar un polo cultural con la Catedral, los Reales Alcázares, el Archivo de Indias y el río, que contribuirá a la reactivación de la economía y, en especial, del turismo “del que queremos la calidad y no la cantidad”.
El director general de la Fundación la Caixa, Antonio Vila, ha destacado el compromiso de su entidad en la recuperación de este edificio, del que ha reconocido que es “una maravilla y con unas cantidades de posibilidades tremendas", por lo que "va a ser un éxito". La entidad bancaria, a pesar de que renunció a instalar en este monumento su Caixafórum tras no alcanzarse un acuerdo en la intervención patrimonial ni con el proyecto inicial, ha mantenido su compromiso con su recuperación, tendrá la aportación más alta en el proyecto (10,1) y deja, como se pactó en su momento, la gestión de la actividad cultural en manos de la Fundación Cajasol, cuyo presidente, Antonio Pulido, ha sido el más explícito en recorrer todos los avatares que ha sufrido el proyecto e incluso ha apuntado que “está iniciado pero no acabado”, dirigiéndose a Guillermo Vázquez Consuegra, cuyo proyecto ya ha tenido que ser modificado en varias ocasiones.
Visiblemente emocionada, la consejera de Cultura, Patricia del Pozo, también destacaba que la recuperación de este monumento cierra el “triángulo” patrimonial con la Catedral y el Alcázar, porque las Atarazanas “no son un edificio cualquiera, es un símbolo de la vocación universal de Sevilla que tenemos que recuperar y que estamos recuperando”. Las Atarazanas serán “puerto y puerta de Andalucía al mundo”, ha concluido la consejera.
Ocho siglos de historia
Las Reales Atarazanas de Sevilla suponen el mayor astillero medieval de España, construido hace ocho siglos por el rey Alfonso X El Sabio. De estilo gótico-mudéjar, funcionó como astillero entre los siglos XIII y XV, tiene en sus 7.200 metros cuadrados como características principales unas grandes naves de hasta cien metros de longitud y doce de alto que están unidas por arcos.
Tanto en la fisonomía como en su estructura, en las Reales Atarazanas se superponen sus diferentes usos y parte de la rehabilitación trata de recuperar, precisamente, cuales fueron, incluida la excavación hasta la cota original, de cinco a siete metros de profundidad, donde se construían los barcos cuando por el barrio del Arenal surcaba uno de los brazos del Guadalquivir, uno de los principales escollos del proyecto, especialmente presupuestario, por lo que se ha optado sólo por mostrar cómo eran dos de esas naves, las más alejadas a la calle Dos de Mayo y donde se sitúan dos de los vanos que ahora se abrirán hacia la calle, según explicaba el propio Vázquez Consuegra a los responsables políticos y de las entidades en la visita.
