Puede que una mañana algún miembro de tu familia se despierte con un ataque de tos inesperado seguido de un progresivo incremento de fiebre. Puede que en un primer momento lo achaques a un enfriamiento por haber paseado la noche anterior en camiseta por el parque, o porque has descartado cualquier otra posibilidad. Y aún así te vas a la farmacia y le haces el test de antígenos. Puede que en ese momento dé negativo y te convenzas de que se trata de un simple resfriado, porque la gente, a fin de cuentas, se sigue resfriando, como toda la vida; pero los síntomas persisten, y para quedarte tranquilo terminas realizándole otro test que, ahora sí, da positivo: ya tienes al bicho en casa.
Puede que entonces tu primera reacción sea llamar a Salud Responde (a veces), seguir los pasos que te va indicando la voz pregrabada; incluso colgar y volver a empezar para probar con otro recorrido numérico por si el de antes no te ha convencido, aunque el destino final sea el mismo. Puede que, si el sistema operativo de tu móvil está actualizado, intentes probar con alguna de las dos aplicaciones móviles del SAS, donde puedes terminar notificando el positivo en autotest, hacer alusión a que mantienes contacto estrecho con personas de alto riesgo e incluso conseguir cita con tu médico de cabecera -para dentro de quince días: en caso de gravedad acuda directamente a su centro de salud-.
Puede que, a tenor de la experiencia de allegados que han pasado por tu misma situación, por lo que encuentras en internet y el convencimiento de que este virus se comporta como una gripe, tienes la pauta completa de la vacuna y la ómicron no causa síntomas graves, termines por automedicarte con paracetamol o ibuprofeno, incluso con algún jarabe para la tos que te han recomendado en la farmacia.
Puede que al cabo de un par de días caiga alguien más de tu familia, con idénticos o síntomas diferentes, pero con el diagnóstico ratificado por la doble raya del autotest, por lo que inicias de nuevo el mismo procedimiento que dos días atrás. Puede que en ese momento todo coincida con que la situación del primer contagio en casa empeore e, inevitablemente, tengas que acudir corriendo a urgencias, donde, eso sí, el mero anuncio de un paciente con covid te abre las puertas para ser atendido de inmediato. Puede que ni siquiera sea necesario tu ingreso, sino que tras una rápida inspección te receten un tratamiento que confías pueda hacer efecto más pronto que tarde para poner fin a esta situación de angustia.
Puede que pasen los días y no aprecies mejora alguna, incluso que el tratamiento llegue a su fin y no sepas cómo seguir afrontando los síntomas, para lo que sigues el consejo inicial: si la situación empeora acuda a su centro de salud. Sin embargo, terminas cediendo ante el temor y recurres -si te lo puedes permitir- a un médico de confianza que pasa consulta en una clínica privada, que te observa con mayor detenimiento, presta atención a tu historial y concluye un diagnóstico diferente al de la semana anterior, acompañado de un tratamiento que, con el paso de los días, surte efecto. Puede que poco después de haber dado por fin negativo recibas la llamada de tu médico de cabecera, coincidiendo con la única fecha en la que pudiste reservar cita en su momento, y que solo sirva para constatar la situación, anotarla en tu historial y recibir apenas el consuelo del profesional que te ha atendido y que sabe que no ha encontrado la forma de responder mucho antes porque están hasta arriba y no hay personal suficiente. E incluso puede que alguien termine por reconocerte que gracias a dios que tenía las dos vacunas puestas, porque si no la situación habría sido mucho más incierta.
Puede que haya conocido a alguna persona que haya pasado por alguna situación similar, o que alguno de estos supuestos coincidan con el de algún allegado. Puede que los partidos políticos de la oposición y los sindicatos estén aprovechando las circunstancias con fines electorales. Puede que el Gobierno andaluz se esté pensando ahora mismo la idoneidad de convocar elecciones anticipadas ante la aceptación de que no ha habido capacidad de respuesta adecuada ante la sexta ola y que le puede pasar factura ante las urnas. Puede. Puede.
