En declaraciones a Efe, López de Uralde, que regresó este jueves a Madrid, ha asegurado que ha vivido una “pesadilla” desde que el pasado 17 de diciembre se colara junto a otros dos miembros de Greenpeace en la cena de gala ofrecida por la reina Margarita de Dinamarca a los jefes de Estado y de Gobierno que asistían en Copenhague a la cumbre climática.
Los servicios jurídicos de la organización están estudiando si el Gobierno danés vulneró los derechos humanos de los activistas al mantenerlos más de 20 días en prisión preventiva.
“Me pongo en manos de lo que diga Greenpeace Internacional, pero creo que algo debería hacerse”, porque “ha sido un caso de claro atropello de los derechos humanos en un país de la UE”, que “no se debería permitir, porque está en juego la capacidad de la sociedad para movilizarse de manera pacífica”, dijo.
Respecto a las repercusiones positivas que la acción ha tenido para Greenpeace, López de Uralde ha asegurado que “cuando un Gobierno actúa de manera autoritaria y desproporcionada, nos convierte en víctimas”.
Así, ha asegurado que “la reacción del público ha sido muy positiva” y ha admitido que ha podido aumentar el número de socios de la organización, aunque aún no lo han analizado en detalle.