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Jerez

Una ITI con nuestras señas de identidad

Junto a las saetas habría que volver a incentivar el uso de la mantilla, como en su momento hizo la Hermandad de La Amargura,  llenar todo Jerez de colgaduras

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Quizá el próximo año la Semana Santa de Jerez sea declarada de Interés Turístico Internacional. Se necesitan una serie de interacciones en otros tantos medios informativos extranjeros para que esa aspiración sea una realidad. Es algo que se necesita para que la celebración cultual y cultural tenga el respaldo que, por patrimonio, por fe popular y por la propia expansión que a nivel de hermandades ha tenido, merece, más allá del encuentro con sus señas de identidad que son las que, a fin de cuentas, le dan un sello propio e inimitable, como es la oración cantada por siguiriyas que es única en la voz de cantaores, cantaoras, saeteros y saeteras en suma.

Por eso hay que valorar en todo lo que cabe el apoyo de la Federación Local de Peñas Flamencas para buscar sitios especiales donde los profesionales, o los que aspiran a serlo, canten a Imágenes Cristíferas y de María en sus distintas advocaciones, como el esfuerzo de la Peña Flamenca La Buena Gente con su concurso de saetas y también su aportación con saeteros que rompen  el silencio de las tardes y las noches y, cómo no, esa apuesta extraordinaria de Fulgencio Meseguer Galán con presencia cantaora en el balcón principal de ese Palacio de San Dionisio que se va a convertir en un dinamizador social, cultural y de ocio en nuestra ciudad. Completar el ciclo de las peñas flamencas y lograr que otras instituciones privadas unan nuevos esfuerzos sería importantísimo para rescatar en toda su inmesidad la saeta en la calle, más allá de las propuestas de las propias Hermandades y esas  que brotan de las aceras ante Imágenes emblemáticas como Prendimiento o Buena Muerte, Desamparo o Dulce Nombre, Sentencia o Esperanza, Valle o Cristo, Jesús, el que le da nombre en Jerez a la Madrugada Santa, o muchas otras que no necesitan de incentivos económicos para ver como le oran de sentimientro puro.

Junto a las saetas habría que volver a incentivar el uso de la mantilla, como en su momento hizo la Hermandad de La Amargura,  llenar todo Jerez de colgaduras, incluso, si se pudiese, que los palcos luzcan mucho mejor y no olvidar los trajes de chaqueta de los hombres y los vestidos negros en mujeres en jornadas claves como Domingo de Ramos, Jueves y Viernes Santo, porque Jerez, entre otras muchas cosas, también se ha distinguido siempre por su bien vestir. Y es que ser ITI no es solo serlo, sino parecerlo.

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