Si como escribió Oscar Wilde “el comunismo es el camino más largo para llegar al capitalismo”, los denominados “partidos emergentes” apenas han llegado a la categoría de “atajo” para guiarnos de nuevo hasta el bipartidismo, de tantas decepciones acumuladas en tan escaso margen de tiempo. Los culpables tienen nombres y apellidos -por sus actitudes les conoceréis-, y harían bien en dejar de mirar al graderío en busca de traidores. Ya no se trata solo de un presagio, una percepción o de una intuición, sino que vamos rumbo a la certeza que subrayan las encuestas más recientes, una vez aclarado el escenario con la victoria del PP en Andalucía, el impulso de Alberto Núñez Feijóo a sus siglas y el acomodaticio papel de Pedro Sánchez mientras sus socios de gobierno persisten en hacerse tarascadas y lucir las uñas.
Eso que ya se adivina con solo leer con atención los titulares de prensa, va a plasmarse de nuevo con rotundidad en el ámbito local con motivo de las próximas elecciones municipales, tal y como ya pone de manifiesto el sondeo que publicamos este domingo sobre Jerez. Hay un dato que lo dice todo: un 74%, casi tres de cada cuatro encuestados, votará al PSOE o al PP en mayo de 2023. Son 14 puntos más que en los comicios de 2019. Y los dos llegan casi en igualdad de fuerzas a la recta final, a expensas, tanto uno como otro, del comportamiento del electorado de izquierdas, y, por anticipado, de las fuerzas de izquierdas, salvo que, con la excusa de la fragmentación y la confusión de siglas, quieran convertir el recuento electoral en una moviola de las andaluzas de junio.
En este sentido, según los datos que depara el más reciente sondeo, el PSOE cuenta en este momento con más argumentos para ser el ganador de las elecciones. Crecen sus expectativas en las urnas gracias a una valoración favorable a la gestión municipal y a que su candidata Mamen Sánchez es la opción preferente para ocupar la Alcaldía. Sin embargo, son unas referencias que tal vez le reporten cierta confianza a la hora de mirar hacia adelante, pero ya no tanto si mira hacia abajo: los socialistas caminan sobre el alambre y basta con un leve zarandeo a izquierda y derecha para que pierdan el equilibrio.
A su izquierda por esa enorme dispersión del voto entre tantas referencias políticas: Izquierda Unida, Ganemos, Podemos, Adelante Andalucía, incluso Andalucía por sí. A su derecha, por el auge del PP, apoyado en la figura de María José García-Pelayo, en la famosa “ola azul” y en el posible papel determinante que pueda jugar esta vez Vox, pero más aún en el discurso sobre el que pretenden construir su alternativa: la falta de seguridad, de limpieza y de oportunidades en la ciudad, y el impacto de las políticas de Juanma Moreno.
En la medida en que las fuerzas de izquierda sean capaces o no de confluir y ofrecer una alternativa y una imagen identificable, el escenario final terminará por decantarse a un lado o al otro, ya que la fragmentación del voto diluye en este momento sus posibilidades de lograr representación en solitario, de la misma manera que incrementa las de una victoria del PP.
Y todo eso que se aprecia tras un vistazo rápido sobre los resultados de un sondeo, también queda de manifiesto en el día a día de la vida política de la ciudad. El pulso entre PSOE y PP por ganar las próximas elecciones no se reduce solo al papel, sino que se ha hecho físico con las continuas puestas en escena de uno y otro, en una especie de toma y daca en bucle, ya sea por las obras en una barriada, el pago a proveedores, los anuncios de inversiones, las disputas con la Junta o el Gobierno central, y hasta ese supuesto ranking de asistencia a actos sociales en el que Mamen Sánchez y María José García-Pelayo parecen disputarse una especie de trofeo a los puntos.
Hay quien alardea de que por fin ha llegado lo “divertido”, quien disfruta con esto, con los nervios de uno y otro, con las insidias y las filtraciones interesadas. Yo no lo consigo. No alcanzo a lograr esa identificación que se hace de la política con el fútbol, de las siglas por el escudo, ahora que todo se reduce de nuevo a Madrid y Barça, a PSOE y PP.