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Hablillas

Año Nuevo

Diciembre es un mes de felicidad obligada según la publicidad enfocada al consumo

Publicado: 02/01/2023 ·
12:58
· Actualizado: 02/01/2023 · 12:58
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Termina el año de la normalidad enfrentada con el respeto en la retaguardia, un año tan distinto y particular como el inmediatamente anterior, que tira de cargas y proyectos incumplidos. Sin embargo, este año veintidós parece tan distraído y cansado como ese video recibido en el móvil recordándonos su marcha. Al dar la bienvenida al siguiente, le estrecha la mano después de recibir las miradas recelosas y un tanto impertinentes de la decena la centena y la unidad de millar. Resulta ingeniosa la forma en que recibimos el mensaje, la lectura distinta de todos cuantos hemos recibido la breve felicitación, sin darnos cuenta de cómo enmudece la música de fondo -titulada todo el tiempo del mundo, curiosa paradoja- mientras enlazamos la literatura con nuestra experiencia y las ganas de empezar una nueva etapa. Aún nos queda abrir los regalos, reunirnos ante los papeles de colores apurando la emoción de la sorpresa para guardarla con los adornos navideños, mientras añadimos propósitos a una lista cuyo inicio se perdió. El año que comienza, como todos, trae lastres que no se sueltan desde hace varios eneros y éste se encuentra pegado al diciembre más negro y terrible por el número de víctimas por violencia de género. De las cuarenta y siete muertes reconocidas, trece han sido las mujeres que este mes han dejado sus vidas en las manos de un maltratador.

Diciembre es un mes de felicidad obligada según la publicidad enfocada al consumo. Si echamos un vistazo a los anuncios, las compras, la cena, los encuentros y los boletos de la lotería no premiados tienen la sonrisa como soporte fundamental. En un hogar donde hay maltrato esa obligación se esconde tras el miedo, porque el maltratador no quiere ninguna felicidad para su pareja. Es una de las conclusiones aportadas por los especialistas, porque en estos días las reuniones familiares incitan al maltratador a provocar, a discutir y cuando los demás se marchan viene el ajuste de cuentas. Es una guerra que no se detiene y, por tanto, sin posibilidad de armisticio. A la barbaridad que representa la cifra se suma el trauma de los hijos por semejante brutalidad, la desestructuración de la familia y la impotencia, como se subrayó en una tertulia radiofónica, de los testigos al preguntarse por qué no lo vieron, por qué no pudieron evitarlo, por qué a ella y tantos porqués que irán brotando conforme aumentan las víctimas.

El año nuevo lleva una soga arrastrando. Ojalá pudiera cortarse para avanzar serenamente mientras empezamos a saltar por la rayuela de enero.

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