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Notas de un lector

La lírica del tango

El lector podrá aproximarse aún más y mejor al género del tango gracias a la publicación de “Poesía del Tango”

Publicado: 04/01/2023 ·
09:35
· Actualizado: 04/01/2023 · 09:35
Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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Corría el año 1987, cuando oí por vez primera un tango. En plena movida madrileña, el grupo “Malevaje” vino a poner una nota distinta y distinguida en aquel multitudinario y ecléctico enjambre de artes y letras posfranquista. 

En uno de sus primeros vinilos, Antonio Bartrina interpretaba con voz derramada “Confesión”: “Fue a conciencia pura/ que perdí tu amor.../ nada más que por salvarte/ hoy me odias/ y yo feliz/ me arrincono pa' llorarte (…) Sol de mi vida/ fui un fracasao/ y en mi caída/ busqué dejarte a un lao/ porque te quise/ tanto, tanto/ que en mi rodar/ para salvarte/ solo supe/ hacerme odiar./ Hoy, después de un año/ atroz, te vi pasar:/me mordí pa' no llamarte/ ibas linda como un sol/ se paraban pa' mirarte…”.

Entendí, entonces, que aquel mensaje tenía más que emoción y sentimiento, más que promesa y alianza. Eran, en palabras que supe más tarde y con las que coincidí y coincido plenamente “versitos salidos del corazón”, tal y como afirmase Pascual Contursi (1888 -1932), el bonaerense inolvidable creador de “Mi noche triste”.

A principios de los noventa, tuve la dicha de conocer a Rafael Flores Montenegro. Nacido en Villa de MarÍa (en la Córdoba argentina), lleva más de cuatro décadas años asentado en Madrid. Poeta, novelista y autor de varios libros de narrativa breve (“En una caja oscura”, “Conversaciones con el búho”, “Cuentos de sombra errante”…), Flores es uno de esos escritores que Rupert Woolder definía como “desbordado por su propia vocación”. Porque a esa actividad creadora que señalo, hay que añadir sus artículos y ensayos en diarios y revistas, su larga labor al frente de un taller literario, sus programas radiofónicos… Y, sobre todo, su especialización en el estudio, investigación y difusión del tango, que ha ido dando a conocer en muy diversas publicaciones.

De su pluma y de sus libros he aprendido -y seguiré aprendiendo-,   y disfrutando, también, de este género tan singular. Y al que, ahora, el lector podrá aproximarse aún más y mejor gracias a la publicación de “Poesía del Tango” (Ediciones La linterna sorda. Colección Guardianes del sueño. Madrid, 2022).

Bajo el subtítulo de Pasión, transtierros y pensamiento libertario en el siglo XX, el volumen recoge la semblanza vital y creadora de un puñado de letristas que dotaron de un sorprendente y sugestivo lirismo sus composiciones.

Además del citado Cantursi, integran la nómina José González Castillo, Celedonio Esteban Flores, Enrique Cadicamo, Francisco García Jiménez, Enrique Santos Discépolo, María Luisa Carnelli, Alfredo Le Pera, Homero Manzi, José María Contursi, Mario Batisttella, Catulo Castillo, Homero Expósito, EladiaBlázq     uez, Jorge Luis Borges y Evaristo Carriego.

Al cabo, “la calle, el puerto, los conventillos, los corrales, las cárceles eran el magma donde se fraguó undecir que luego se elevaría a canción en las primeras décadas del siglo XX. Ya los trovadores deLa Pampa, los payadores, y la gente del sainete después, venían introduciendo el habla popularen sus composiciones. El tango lo hizo en algunos títulos inaugurales, en refranes y cuartetas,precarios, durante el tiempo que le llevó a consolidarse como música y baile. Quienes lo inventaroneran carreros, estibadores, albañiles, pintores de brocha gorda, mecánicos... Y las mujeres brillaron en la interpretación cantada”.

Un hermoso libro, pleno de secretos y pasiones, escrito con una exquisita prosa, y que se acompaña, además, de un CD para llevarhasta más cerca del alma estas bellas canciones.

Pasen, lean y escuchen.

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