Entre todos sumando y multiplicando conseguiremos más cosas, que restando y dividiendo. Si hay un campo en el que desde la pluralidad se logran grandes objetivos con la fuerza de la unidad es la POLITICA. Es algo de lo que deberían tomar buena nota los integrantes de cada fuerza política,,y las diferentes organizaciones cuando se trata de abordar temas de Estado.
La mayoría de los conflictos surgen por ser incapaces de dialogar y acercar las discrepancias, porque hay gente empeñada en pelearse con propios y extraños., sujetos que se encuentran a gusto en el enfrentamiento y la polarización que les lleva al borde del colapso.
Ir juntos o ser capaces de emprender actuaciones entre todos, no supone en ningún momento la despersonalización de nadie sino alimentar la fortaleza de cada integrante de cualquier grupo que tome la iniciativa., sin que nos veamos amenazados por cosas malas que pueden ocurrirnos si defendemos nuestros criterios y posiciones.
Nuestra resistencia y capacidad de lucha es mayor si a nuestros objetivos se enganchan gentes que considerábamos perdidas, que no iban a estar de acuerdo y evitaremos tensiones y desencuentros inútiles e innecesarios, y alcanzaremos esos éxitos que aunque sean triunfos no dejan totalmente contentos a nadie.
Si nos damos cuenta que somos capaces de salvar los escollos que nos encontremos para poder seguir avanzando, valoraremos mucho más el valor del nosotros en relación al yoismo. Cuando pasamos por la vida pretendiendo estar solos, es como si no hubiésemos existido, como si nos borraran y no aportáramos ni aprendiéramos nada.
Cualquier aventura que emprendamos nos sirve para darnos cuenta de que nada nos lo regalan, y que necesitamos del concurso de los demás,, no podemos conseguir nuestros objetivos sin esforzarnos lo más mínimo, y la suerte es la flauta que suena una vez, pero hemos de tocarla.
Hay batallas que ganaremos pero hemos de acostumbrarnos a asimilar el aprendizaje de la pérdida, del fracaso y volver a intentarlo, sin importarnos pedir ayuda, sin dramatizar ni hacer de un contratiempo una tragedia sin solución, sino con el optimismo que seremos capaces de superarlo y levantarnos para emprender de nuevo el camino.
En compañía de otros las renuncias y sacrificios son más llevaderos, las penas y las aflicciones menos dolorosas, los agobios y las cargas más livianos. Tardamos más en flaquear, nos sentimos más amparados y los miedos los percibimos más lejanos.
Hemos de aprovechar entre todos, los momentos favorables de éxitos y sueños alcanzables que puedan hacerse realidad, y no debemos tomar ninguna decisión sí no vemos las cosas claras y sentimos sobre nuestras cabezas asechanzas, engaños y traiciones.
Ser prudentes es un buen ejercicio de saber estar, y ante las injusticias no debemos mordernos la lengua, ya que nos convertimos en cómplices, y entre ocupaciones y preocupaciones, aprendemos trabajando, dejándole espacio a los demás, pero no vivir pendientes de lo que digan o hagan, sino ser los pilotos del coche de nuestra propia vida y carrera.
Tengamos la costumbre de que entre todos, la agradable sensación de que cada día la vida comienza de nuevo, que entre lo bohemio y lo fantástico, trucos y tratos, tácticas y estrategias, bloqueos y desbloqueos, verdades y mentirijillas, cuando desaparece el humor y se abre paso la mala leche, las cosas empiezan a ponerse jodidas.