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Tambucho y Emparrillao

Mi primera final...

Vestido de Fenicio, con más pena que gloria, me tocó vivir la crueldad de la vida. El Falla parecía un circo romano lleno de rabia y reproches ...

Publicado: 13/02/2023 ·
16:44
· Actualizado: 13/02/2023 · 16:44
  • Imagen del interior del Gran Teatro Falla. -
Autor

Manuel Varo Pérez “Ica”

Autor que cantara a su pueblo por carnavales y escribiera parte de su historia en Barbate Información, Trafalgar Información y Viva Barbate

Tambucho y Emparrillao

Narrador empedernido de un paraíso llamado Barbate, donde la naturaleza se distingue por su belleza

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Viene del anterior: ...Salimos a las tablas del Falla para batirnos en duelo con: Los Charlot y Esclavos de Egipto (Puerto Santa Maía), Últimos del cuplés (Puerto Real), los Abaneros (San Fernando) y los Mariachis (Isla Cristina)...

Aquella mi primera final en la modalidad de comparsa fue inenarrable. Tanto los grupos capitalinos como los provinciales, en el orden de actuación estábamos mezclados y a nosotros nos tocaba cantar detrás de la comparsa de Paco Alba Estampa Goyesca. Cuando `el Chele´, padre de Miguel Ángel Fuerte, actual regidor de escena de Gran Teatro Falla, nos abriera la puerta para pasar a la tramoya, ya se respiraba un ambiente enrarecido. Capricho Andaluz, comparsa de Antonio Martín, había cantado presentación, dos pasodobles, dos cuplés y p; que era lo estipulado, pero, por entonces, si el público lo requería, podía cantarse más letras. Y ocurría que Capricho Andaluz ya había cantado todo su repertorio: presentación, ocho pasodobles, ocho cuplés y p, pero la insistencia del ‘respetable’ solicitaba que siguiera cantando. Momentos muy angustiosos para la comparsa de Paco Alba, que esperaba en bambalina que el público aminorara sus protestas para comenzar su actuación.

Finalizada la actuación de Capricho Andaluz, que incluso repitió algunas letras, bajaron las cortinas para dar paso a la siguiente comparsa, pero el teatro estaba como enloquecido. Sólo se escuchaban pitos y protestas de un público que seguro en años anteriores rindieran culto al creador de la comparsa. Pero aquella noche, todos parecía haber olvidado la obra del ‘brujo’ y querían destronarle de la forma más indigna que se le puede hacer a un coplero, repudiando su obra. La frenética situación que se vivía entre bastidores era incomprensible, el Chele y demás tramoyistas intentando localizar y reunir a los componentes de Capricho Andaluz, que ya se había marchado del teatro; la comparsa Estampa Goyesca, si querer salir a escena por el abucheo, y nosotros atónitos y conmovidos, ante la crucifixión de un Dios carnavalesco. El respeto brilló por su ausencia y el recuerdo se olvidó durante veinte minutos. Cuando se levantó telón, siguieron gritando ¡Fuera, fuera, fuera! a la comparsa Estampa Goyesca. Este sería el agradecimiento de aquella “chusma no selecta” a los años de gloria que el genial conileño les ofreciera durante tantos años.

Vestido de Fenicio, con más pena que gloria, me tocó vivir la crueldad de la vida. El Falla parecía un circo romano lleno de rabia y reproches contra unos comparsistas que, a pesar de todo, echaban por las gargantas parte de sus destrozados corazones, aun recibiendo pitos y protestas de desagradecidos ‘fariseos del carnaval’.

Viendo llorar a Paco Alba en la ventana de control de iluminación de la tramoya, pasaron tantas cosas por mi cabeza que incluso puse en duda la afición que aquellos que tantas veces cantaron las coplas de aquel genial conileño. Amarga experiencia que recordaré toda mi vida, porque desdibujó la alegría de que aquella mi primera final en el Gran Teatro Falla.

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