Esta técnica, en la que “se está investigando mucho”, permitiría por ejemplo conocer a partir de una mancha de sangre si el autor del delito es un individuo de origen europeo, subsahariano o asiático, según ha explicado a los periodistas la presidenta del Grupo hispano-luso de la Sociedad Internacional de Genética Forense (GHEP), Lourdes Prieto, que ayer inauguró en Granada las XV Jornadas de la institución.
También se trabaja en la investigación de la técnica de pigmentación para saber a partir de una muestra biológica el color de ojos, de pelo o de piel del individuo, así como la genética forense no humana para estudiar elementos como por ejemplo el polen que se queda en la ropa o los pelos de animales en los zapatos, que son señales que pueden “ayudar a ligar” la escena del delito con una determinada persona.
Prieto ha indicado que en estas tres vías se está avanzando mucho, aunque para ponerlas en práctica serán necesarios al menos tres años porque para que una nueva técnica se aplique en genética forense “tiene que pasar un largo proceso de acreditación”.
Ha indicado que hay que estar “muy seguros” porque se trata de una información determinante de la que depende en muchas ocasiones hacia donde se pronuncie un juez.