Nadie habla de este Cádiz colosal pero ahí está. Anoche, volviendo a casa desde el Estadio, hice zapping por las principales emisoras nacionales de radio. Nada, ¿se pueden creer? Ninguna palabra casi sobre la victoria de este Cádiz que sigue trabajando en silencio y logrando proezas una tras otra. Desde luego, no me importa que ellos no hablen de nosotros, nunca le hizo falta a esta tierra que un foráneo cantara sus gestas con gaitas y trompetas. Es curioso que no hablen de nosotros pese a derrotar a uno de los grandes; anoche todos estaban tan ensimismados con la esquizofrenia del mercado de fichajes que pasaron de puntillas la gran hazaña cadista: una remontada completada en Primera división después de tropecientos años. El equipo de talla europea anoche no fue el de Setien, que no supo qué hacer con la pelota y generó muy poquito peligro donde Conan, sino nuestro submarino amarillo, el único e inigualable club que hasta hace dos días estaba en Segunda B tirando balonazos a ninguna parte y que ahora juega bien, gana y convence. Qué maravilla, primo.
Si este Villarreal eliminó al Bayern de Munich hace pocos años, que vengan entonces los bárvaros a medirse contra nosotros a la Tacita. Porque los de Sergio han demostrado no tenerle miedo a nada ni a nadie. Se convirtió en la peor pesadilla culé durante 83 minutos y si perdió dos puntos contra el Almería fue solamente por la típica empanada gaditana de los minutos finales, que es tan nuestra como la ostioná o las gaviotas posando para las fotos en los atardeceres del Campo del Sur. El Cádiz de Sergio tiene una actitud descomunal y su orden táctico sobre el césped es otro rollo. Un gran mercado de fichajes y una plantilla unida y humilde son la guinda al pastel que nos hace mirar, por un par de semanas al menos, más para arriba que para abajo. Mención aparte para el gaditano Chris Ramos, del que siempre decimos 'ay, si tuviera gol' pero que ya ha descorchado su cuenta particular. Enchufado, peleón, optimista sobre el campo y muy cadista, Chris se merece todo lo bueno del mundo porque representa mejor que ninguno a nuestra afición, esa que a veces querría salir al campo a defender un 1-0 con coraje y rebeldía. Chris, en tus botas está nuestro sentimiento.
Las victorias, además, me gustan especialmente cuando se producen frente a los entrenadores más llorones. Lo de Setien no tiene nombre: con un plantillón hecho para competir en Europa sólo es capaz de buscar excusas y echar balones fuera. Qué pena. A ver qué culpa vamos a tener en Cádiz de que Pedraza haga el tonto y se autoexpulse. Los 2 partiditos que le van a caer de sanción deberían hacerle reflexionar a él y al buenecillo de Setien, que tras esa máscara de bonachón esconde la peor desgracia del ser humano: no saber reconocer un error. Pero mientras ellos lloran por los pasillos del Mercadona, en casa podemos descansar con la sonrisa puesta, mirando al cielo y seguir soñando.
