Santos fue investido como el 59 presidente de la historia republicana de Colombia en una ceremonia al aire libre celebrada en la plaza de Simón Bolívar, en el centro de Bogotá, desde donde posteriormente caminó junto a su familia hasta la Casa de Nariño, su nueva residencia y sede del Ejecutivo.
El mandatario estuvo acompañado durante la ceremonia por 5.000 invitados, entre ellos una veintena de altas personalidades entre jefes de Gobierno, de Estado, vicepresidentes y ministros de Exteriores, incluido el Príncipe Felipe de Borbón en representación de España.
Tras jurar respetar la Constitución, se dirigió, ante sus invitados, a la organización criminal Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para ofrecerle diálogo y acabar con el conflicto que desangra al país hace 40 años.
Les puso condiciones: “la renuncia a las armas, al secuestro, al narcotráfico, a la extorsión, a la intimidación”.
Se comprometió de forma “firme e indeclinable” a proteger los derechos humanos.