Elizabeth Byrs, portavoz de la oficina humanitaria de la ONU (OCHA), empleó ayer ese símil para dar idea de la catástrofe sin precedentes que vive Paquistán, donde las últimas cifras de la organización indican que 15,4 millones de personas se han visto afectadas directa o indirectamente por la catástrofe.
“Al día de hoy, la financiación del llamamiento de urgencia 459,7 millones de dólares efectuado por la ONU ha alcanzado el 35% de esa cantidad, y poco a poco va avanzando, con promesas y otros compromisos”, señaló Byrs, en conferencia de prensa.
Las aguas siguen creciendo en las provincias del sur del país, como Sinsh y Balochistán, lo que hace temer que se acumulen nuevas necesidades.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA), por su parte, expuso que una de las principales dificultades con que se topan es el acceso a las personas afectadas.
“Hasta ayer hemos podido entregar raciones de comida para un mes a 840.000 personas, y esperamos que hoy alcancemos al millón de afectados”, dijo la portavoz Emilia Casella.
“Tres helicópteros de carga adicionales se van a sumar a los que ya están funcionando, hasta llegar a un total de 13”, dijo, pero indicó que en muchas zonas el acceso es tan difícil que “estamos empleando burros para hacer llegar la comida a los damnificados”.
También expresó su gran preocupación el portavoz de Acnur, Andrej Mahecic, quien dijo que la situación “continúa empeorando ya que los ríos inundados fluyen hacia el sur provocando nuevas evacuaciones masivas de personas”.
“En general, vemos el riesgo de que la magnitud de la catástrofe todavía no haya sido comprendida por la comunidad internacional”, agregó.
De los 15,4 millones de afectados directa o indirectamente, aproximadamente la mitad son niños, recordó el portavoz de Unicef Marcos Jiménez.
“De ellos, 3,5 millones corren un riesgo directo de muerte por la amenaza de enfermedades provocadas por el agua contaminada, como cólera, diarrea o disentería”, señaló, reiterando una cifra ya expresada esta semana.
Todas las agencias de la ONU pidieron a los países donantes que aceleren el cumplimiento de sus compromisos financieros.
Por su parte, el embajador de Paquistán ante la ONU en Ginebra, Zamir Akram, dijo ayer que la comunidad internacional debe confiar en la “transparencia” con la que el Gobierno paquistaní está gestionando la ayuda humanitaria, ante las críticas de que los fondos puedan acabar en manos de talibanes u otros grupos radicales.
“Estamos trabajando en conjunto con la ONU y sus agencias humanitarias, además de con organizaciones como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)”, añadió Akram, en conferencia de prensa.
“Este tipo de críticasdistraen la atención de lo que verdaderamente importa, que es que la ayuda llegue a la población”, agregó Akram.