El pasado 17 de noviembre, en el Teatro Villamarta de Jerez, el guitarrista y compositor jerezano Santiago Lara llegó a tocar el cielo de la sensibilidad con el estreno de su obra sinfónica. El espectáculo se tituló Sonidos Españoles, con la interpretación del Concierto de Aranjuez, el montaje musical más interpretado de la historia que en su día compusiera Joaquín Rodrigo. Santi se apoyó en todo momento en la Orquesta Álvarez Beigbeder, dirigida por José Colomé, hecho más que destacable por la gran calidad sonora que demostró durante la casi hora y media de concierto y por el resultado de un camino de años de esfuerzo y trabajo que se vio altamente dignificado con el aplauso del respetable.
El público llenó el teatro, el mismo que en otras ocasiones ha presenciado los éxitos de Santi, misma ovación que en otras tantas veces han conseguido los artistas invitados de la gala, Mercedes Ruiz y David Lagos. Pero esa noche, la del 17, todo era superior: las emociones, quizás la entrega, el riesgo, la apuesta, el corazón… Paco Cepero, Angelita Gómez, Antonio Higuero, Alfredo Lagos, Bolita, Paco león, Javier Patino, Melchora Ortega… entre otros seguramente que no tuve el placer de ver, no quisieron perderse la cita.
Santiago interpretaba una obra que ya pertenece al colectivo popular, con la que muchos hemos crecido gracias, en parte, a otros referentes como el mismo Paco de Lucía. Lo que está claro es que Santi imprimió a cada nota su particular sonido, su especialidad, que no es otra que la singularidad que propone su alma. Esa es la clave de un artista, esta es la palabra, que aparentemente no conoce límites. Pero hay que ser justos y no basta con frases hechas, son sus horas de estudio, trabajo y práctica las que verdaderamente no tienen fin. Sus objetivos son sueños por cumplir, ese es el talante de una figura cuyo triunfo no le viene por la suerte sino por el esfuerzo cotidiano.
El heredero jerezano más directo de Manolo Sanlúcar ha sabido guardar los grandes secretos del maestro, códigos insospechados y armonías de ensueño, y los lleva a la partitura en tres nuevos movimientos para guitarra y orquesta que lo sitúan en lo más alto. Con el Concierto de Aranjuez fue a la par riguroso y personal, algo fundamental para desmarcarse de los tópicos e impuso una fiabilidad constante en su toque de esencia, pues lejos de manipular tan afamada obra lo que hizo fue moldearla para que recuperara vida. Eso es pasión.
Luego, una vez que David Lagos y Mercedes Ruiz dialogaron sin más bastones que el de la voz de él y los braceos elegantísimos y palillos contundentes de ella, Santi expuso lo creado, Concierto nº1 para guitarra española y orquesta, que abre un futuro alentador para los creemos en la evolución, esa que se basa en el talento y la fe en los valores de la música que, aunque con un lenguaje netamente flamenco, se muestra universal, culta y admirable. Sin duda, este estreno ha de llegar a otros escenarios, a los más prestigiosos del mundo. Larguísima vida para esta obra que vuelve a teñir de esperanza la guitarra española.