En total, se examinarán en Nairobi 51 candidaturas, cuatro de ellas para la Lista de Salvaguarda Urgente (tres en China y una en Croacia), de muy reciente creación, que cuenta en la actualidad con doce elementos inscritos.
Otras 47 propuestas, respaldadas por 31 estados, se destinan a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, que de momento tiene 166 inscripciones de 77 países, de ellas veintiséis chinas, dieciséis japonesas, ocho coreanas, siete croatas, cinco indias, y cuatro españolas, francesas y colombianas.
Sólo una de las 51 finalistas en 2010 –el torneo croata de caballería de Sinjska Alka– tiene una opinión negativa del organismo subsidiario encargado de examinar las candidaturas, según informó la responsable del Patrimonio Cultural Inmaterial en la Secretaría de la Organización, Cécile Duvelle.
Precisó, no obstante, que esto no conlleva ninguna certeza sobre su suerte definitiva, ni tampoco significa que todas las demás vayan a ser elegidas automáticamente por el comité intergubernamental encargado de hacerlo, integrado por 24 países, entre ellos España, Italia, Cuba, Nicaragua, Paraguay, Venezuela, China, Japón e Irán.
Preguntada por Efe acerca de las tres candidaturas gastronómicas, Duvelle destacó que “no están en absoluto en oposición ni en competencia”, pues la cuestión es cumplir o no con los criterios para ser patrimonio inmaterial.
A diferencia de las veteranas listas del patrimonio mundial, las recientemente creadas para proteger el patrimonio inmaterial, dado su carácter intrínseco, vivo y evolutivo, no intentan en absoluto reunir las mejores y más universales obras de la humanidad, sino aquellas que son importantes para una comunidad dada, resaltó Duvelle.
“En ningún caso estar en la lista quiere decir que se sea mejor que otro”, ni tampoco tiene nada de fundamental para la Unesco el eventual tinte folclórico o turístico, sino la sabiduría acumulada y superviviente de saberes básicos y comportamientos, explicó.
De la cocina mexicana, por ejemplo, no se trata siquiera de saber si es buena o mala, lo importante “es el proceso, no el producto”, ya que el comité se pronunciará sobre si es “representativa e importante para una comunidad”, si es portada por ella, subrayó.
También a diferencia del patrimonio mundial, cuya convención data de 1972, la del patrimonio inmaterial, adoptada en 2003 y ya ratificada por 133 países, sólo realizó sus “primeras verdaderas inscripciones” en 2009, recordó.
Previamente, para impulsar la elaboración y luego la adopción de esta convención y de estas nuevas listas, la Unesco promovió la creación de un colectivo de sabios, que eligió una serie de obras maestras del patrimonio de la humanidad, 90 en total.
Con ellas se estrenó en 2008 la Lista del Patrimonio Inmaterial Representativo.
Duvelle dijo que, “para nosotros” candidaturas como la de la cocina tradicional mexicana o el flamenco, ahora es como si se presentasen por primera vez.