¿Qué falla para que un hombre de 34 años mate a su mujer, de 32, y deje a dos niños huérfanos de madre como ocurrió el pasado viernes en Tenerife? o ¿por qué un joven de 21 años asesina y echa a un contenedor a su novia de 16, como en la localidad madrileña de Leganés?.
A juicio del delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, "más que un fallo, lo que ocurre es que lo que está funcionando no ha llegado todavía a todos los sitios".
En este sentido, indica a EFE que este año las víctimas son más mayores, la mayoría no habían denunciado -sólo 15 de las 63 lo habían hecho y dos de ellas retiraron la denuncia posteriormente- y más del sesenta por ciento convivía con su agresor. Además, se ha incrementado el número de mujeres inmigrantes asesinadas, que constituyen el 38,1 por ciento del total.
"No es una justificación, simplemente estamos detectando que hay que impulsar medidas de concienciación para llegar a esos sectores", agrega Lorente.
DÉFICIT DE CONCIENCIACIÓN SOCIAL
No obstante, subraya que el "déficit más significativo" es el de la sociedad que justifica determinadas conductas violentas y que permiten que el hombre siga manteniendo una posición de poder.
De la misma opinión es Soledad Murillo, miembro de la Convención de Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) y ex secretaria general de Políticas de Igualdad en la anterior legislatura.
Murillo no se resiste a comparar, en declaraciones a EFE, la indignación que existe con el terrorismo en España con que la violencia machista no sea considerada uno de los cinco principales problemas del país.
De hecho, según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), del pasado mes de mayo, sólo el 2,6 por ciento de los españoles considera que la violencia de género es el principal problema de España.
Murillo asegura que debería haber mayor intolerancia hacia este fenómeno, que "debe relacionarse con la falta de oportunidades que todavía tienen las mujeres".
"Sale muy barato insultar a la mujer", añade Murillo, quien opina que esta realidad contribuye a que las maltratadas no intenten salir de la espiral de maltrato a través de la denuncia.
LA IMPORTANCIA DE LA DENUNCIA
La denuncia, precisamente, es la puerta de entrada al sistema de protección de la mujer y las instituciones y las administraciones insisten en ello a través de mensajes, que no terminan de calar entre las víctimas.
Según los últimos datos del Consejo General del Poder Judicial disponibles correspondientes al segundo trimestre del año, el número de denuncias fue de 34.256, un dato que supera en un 5,4 por ciento al del primer trimestre, aunque en comparación con el mismo periodo de 2009, es un 2,08 por ciento menor.
Lorente reitera que es muy difícil que en cinco años se destruya lo que se ha construido en siglos, en referencia al machismo y a la sumisión de la mujer maltratada, que ve "cierta normalidad" en esas actitudes violentas.
Que una mujer que ha padecido malos tratos durante años alce la voz contra su agresor no es un proceso "tan sencillo", reflexiona Lorente, ya que están bajo los efectos psicológicos de la violencia que padecen y que produce alteraciones de la percepción de lo que la ocurre.
Murillo opina que las víctimas de violencia de género son muy diferentes a otras víctimas porque "se sienten culpables, sienten vergüenza" por recibir los golpes y en muchas ocasiones quieren rehabilitar a su agresor.
Además, el delegado del Gobierno para la Violencia de Género constata que hay mujeres que no quieren separarse de su pareja por una serie de elementos culturales que dan sentido a la situación que padecen sin darse cuenta de que la denuncia es una vía "para estar en paz".
En ocasiones, muchas mujeres no saben cómo las instituciones van a resolver el problema, continúa Lorente, mientras que Soledad Murillo estima necesario que se incrementen las campañas contra los malos tratos para que haya tantas como las hay de tráfico y que se enfoquen "no desde el golpe" sino desde lo que debe ser una relación sentimental sana.
LA LEY, INSTRUMENTO COMPLETO PERO LE FALTA DESARROLLO
Pero también hay esperanza. Desde que se aprobó la ley de violencia de género, en 2004, el número de víctimas se ha reducido en un 8,3 por ciento.
Murillo valora la norma ante las voces que piden su modificación, destaca que antes de modificarla hay que extender y desarrollar las medidas que en ella se recogen.
Por ejemplo, desde el Observatorio para la Violencia de Género, Inmaculada Montalbán ha reclamado en este año a las administraciones públicas que pongan los medios necesarios para que los jueces puedan contar con informes periciales del riesgo que sufren las víctimas y que prevé la ley.
La presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, Ángela Cerrillos, también considera que la norma "es un instrumento legal más completo" y que da respuesta a todos los problemas que surgen.
Otra cosa, reconoce a EFE, es "la aplicación de este instrumento, si se está haciendo correctamente o si hay los medios suficientes".
En su opinión, en los juzgados se necesita formación jurídica adecuada y, "a lo mejor, un plus de sensibilidad que no se da en todos los casos".
También considera "crucial" que la asistencia jurídica se dé en el mismo momento en el que la mujer interpone la denuncia, porque, explica Cerrillos, lo único que les dan son unas hojas con información que, si no tiene una formación especializada, es posible que no entienda y que por tanto no pueda ejercer sus derechos con plenitud.
DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO
La solución no es fácil. Pero la sociedad se debe concienciar al cien por cien de que su implicación es fundamental para acabar con esta lacra.
Para ello, aunque sea un granito de arena, el 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género, se homenajeará a las mujeres que han sido asesinadas a causa del machismo y tendrán lugar en toda España diferentes actos de sensibilización social.
"Es un día para reflexionar sobre lo que hay detrás de la violencia de género, lo que significa y sobre la necesidad de que cada vez haya más gente que luche contra ella", señala Lorente.