“Las familias están frustradas, nosotros estamos frustrados, el país está frustrado”, lamentó Key, quien el lunes aún creía en un desenlace feliz para los atrapados. El líder neozelandés señaló ante el Parlamento de Wellington que todavía no es posible bajar al pozo donde se encuentran los mineros, pues éste sigue lleno del mismo gas metano que causó la explosión que el pasado viernes derrumbó una galería de la mina de carbón de Atarau.
Los equipos de rescate continúan esperando a que la toxicidad del aire se reduzca a un nivel que les permita entrar a sacar de allí a los 29 empleados de la empresa Pike River, tras fracasara la idea de emplear un robot articulado para inspeccionar el interior.
Éste se averió por la humedad a los 500 metros a la mina, y los dispositivos de repuesto enviados desde Australia y Estados Unidos no llegará hasta la noche.