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'Feud' y sus nuevas disputas sobre el dolor

Aborda en esta ocasión la relación entre Truman Capote y las altas damas de la sociedad neoyorquina, y el resultado es, de nuevo, absolutamente exquisito

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En el arranque de la primera temporada de Feud, en la que se abordaba la tormentosa relación entre Joan Crawford y Bette Davis durante el rodaje de ¿Qué fue de Baby Jane?, el director de un documental pregunta a Olivia de Havilland -encarnada por Catherine Zeta Jones- a qué se debía la disputa entre las dos grandes estrellas de Hollywood, por qué se odiaban tanto; y de Havilland le corrige: “Las disputas nunca tratan sobre el odio, tratan sobre el dolor”.

Y ése es el mismo mensaje que prevalece, siete años después, sobre la nueva entrega de Feud, subtitulada como Capote vs. the swans (Capote contra las cisnes), en la que se aborda la relación del escritor Truman Capote con las damas más selectas de la alta sociedad neoyorquina de los años sesenta, a las que él mismo bautizó como sus “cisnes”. Una relación que saltó por los aires en el momento en que el autor de A sangre fría las convirtió -a ellas y sus confidencias- en las protagonistas de su siguiente novela, Plegarias atendidas.

El resultado es tan brillante como exquisito. Estamos, posiblemente, ante una de las mejores series del año, en la que Jon Robin Baitz ha cogido lo mejor del primer Feud -interpretaciones, dirección artística, ambientación y guion extraordinarios- para aplicarle puntos de vista que la sitúan por encima incluso de su predecesora, al menos en lo que se refiere a su estructura narrativa, con sorpresas admirables como el tercer episodio, que se desarrolla bajo el formato de falso documental, o el quinto, inmerso en un sueño catárquico que sitúa a la nueva producción del siempre inquietante Ryan Murphy muy por encima del resto de competidoras del sector streaming.

Capote vs. the swans es una serie sobre el dolor, más que sobre el odio, pese a que sea éste el que mueve la mayoría de los intereses de quienes fueron íntimas del escritor durante más de una década. El dolor que arrastraba desde pequeños el inigualable escritor de Desayuno en Tifanny´s y agravado tras su exclusión social y emocional del exclusivo grupo al que había accedido por su fama y confidencialidad. Y el dolor también de su más fiel protectora, Barbara Babe Paley, a la que da vida una excelente Naomi Watts. En realidad, todas lo están, desde Diane Lane a Demi Moore y Chloë Sevigny, así como Tom Hollander en su insuperable creación de Capote. Pero Feud, ya digo, va más allá, y merece la pena acompañarla en el riesgo.

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