El festival, impulsado por la cooperación española, nace con el doble objetivo de acercar la cinematografía africana al pueblo de Guinea Ecuatorial e impulsar la reactivación de una industria, la audiovisual, que desde hace más de cuarenta años se mantenía prácticamente inactiva.
La iniciativa se consolida acercando el cine al público en general. Las proyecciones salen de los Centros Culturales Españoles para colarse en el corazón de la ciudad. Junto a los centros de Malabo y Bata, o la Biblioteca Nacional, el cine se democratiza recuperando espacios históricos como el mítico Cine Marfil, reconvertido actualmente en iglesia, y que durante el festival volverá a acoger proyecciones.
Más de cuarenta títulos procedentes de quince países africanos conforman la oferta cinematográfica de esta edición. Estas obras provienen del fondo fílmico del Festival de Cine Africano de Tarifa y mostrarán lo más destacado de la producción fílmica del continente en los últimos años.
Los niños y la escuela son también protagonistas de esta II edición. De la mano de la directora keniata Hawa Essuman, y su proyecto Soul Boy (Kenia/Alemania 2010) el cine se cuela en las escuelas. Este proyecto, presentado en la Berlinale 2010 y en la séptima edición del Festival de Cine Africano en Tarifa, es fruto de un taller de creación audiovisual que se desarrolla en el barrio de Kibera de Nairobi, y servirá de hilo conductor para generar debates sobre el proceso de formación y aprendizaje en África.
La oferta de este festival se complementa con una amplia programación de talleres, clases magistrales, exposiciones, mesas redondas y conferencias en los que participan distintas entidades.
