Jerez va a iniciar el mes de junio de 2024 sin haber hecho los deberes que tenía pendientes al respecto de la delimitación de una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) a pesar de que recibió hasta 2,6 millones de euros de la Unión Europea (UE) para cumplir con lo dispuesto en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética que fue aprobada en 2021 y que afecta fundamentalmente a los municipios de más de 50.000 habitantes.
Hay que recordar a este respecto que existía obligación de delimitar esa zona antes de 2023 y que posteriormente se obtuvieron un par de prórrogas, la última de las cuales expira precisamente este mes de junio.
El Gobierno local no parece excesivamente preocupado por esta cuestión o al menos eso es lo que se desprende tras escuchar las palabras del primer teniente de alcaldesa, Agustín Muñoz, en el programa ‘El Templete’, que se emite semanalmente en 7 TV Jerez. A su juicio, “es imposible” que se ponga en marcha esa Zona de Bajas Emisiones cuando se están ejecutando obras de calado en el centro histórico, como las que se desarrollan en Barranco y Doctor Lillo o en la plaza del Mercado, que no finalizarán hasta el mes de mayo de 2025.
Muñoz defiende que las restricciones al tráfico que puedan articularse generen “la menor afección posible” a residentes, comerciantes y “personas que necesiten desplazarse” en general. Al mismo tiempo, critica que el Gobierno socialista vinculara esa Zona de Bajas Emisiones a los enclaves del centro histórico en los que se han ejecutado obras sin haber realizado antes “un estudio serio” del impacto de medidas restrictivas.
Tanto es así que el portavoz del Gobierno local admite que habrá que hacer ahora “un trabajo que no se ha hecho”, aunque en todo caso insistiendo en que difícilmente podrán adoptarse medidas concretas en el centro histórico de la ciudad hasta que no terminen las obras que ahora se encuentran en marcha.
En la Mesa del Centro Histórico celebrada este pasado mes de marzo, el también teniente de alcaldesa Jaime Espinar, defendió ante los representantes vecinales que las medidas que deben ponerse en marcha en cada municipio dependen “de la contaminación y de la calidad del aire”, que en el caso de Jerez es “buena o razonablemente buena”, de ahí que trasladara la idea de que Jerez dispondrá de “mayor flexibilidad” a la hora de implementar esa Zona de Bajas Emisiones, por lo que “no está previsto que sea necesario implantar medidas muy restrictivas que ocasionen molestias a los vecinos y a la circulación”.
Los fondos Next Generation dejaron 2,6 millones de euros en Jerez precisamente para habilitar una Zona de Bajas Emisiones en el centro histórico de la ciudad. Entre otras cosas, esa subvención ha permitido al Ayuntamiento dotarse de una nueva sala de control de tráfico y de sistemas de reconocimiento de matrículas, una iniciativa que estaba recogida en el Plan de Movilidad que elaboró el Gobierno anterior pero que hasta entonces adolecía de la necesaria financiación para ponerse en práctica.
Al mismo tiempo, esa dotación económica fue destinada por el Consistorio a costear algunos de los proyectos que ya tenía en marcha en el centro histórico y que se enmarcaban también en la línea de garantizar una movilidad más sostenible.