El mito de Carmen se sustenta en tres materialidades: la de personaje literario, al que dio vida el escritor Prosper Mérimée hace 180 años (1845), la de protagonista de la ópera homónima, a la que dio soporte musical el compositor Georges Bizet, hace 150 años (1875), y la de la mujer luchadora y obrera de la Fábrica de Tabacos de Sevilla, como las retratadas por Gonzalo de Bilbao en el óleo 'Las Cigarreras' hace 110 años (1915).
Para recordar la conexión entre la lírica, la literatura y la pintura, el Museo de Bellas Artes de Sevilla, en colaboración con el Teatro Maestranza de Sevilla, va a realizar a lo largo de 2025 un programa de actividades musicales y artísticas que celebrarán el 150 aniversario de la ópera ‘Carmen’ de Georges Bizet y la maestría del lienzo de ‘Las cigarreras’ de Gonzalo Bilbao. Entre ellas, están previstas varias charlas musicadas, así como recorridos por los escenarios de la ópera, que comenzarán, como no podría ser de otro modo, delante del gran óleo, icono del Museo de Bellas Artes de Sevilla y de toda la ciudad que lo cobija.
"¿Es Carmen un producto de Mérimée, cobró vida gracias a la reelaboración musical de Bizet o debe su existencia al marco que la inspiró?". Esta pregunta, planteada por el profesor de Literatura Alberto González Troyano en su volumen sobre los mitos sevillanos (‘Don Juan, Fígaro, Carmen’, Fundación José Manuel Lara, 2007), pone el foco en sus tres expresiones artísticas.
Cada una de ellas tuvo una fortuna distinta entre sus contemporáneos. Así, mientras la publicación en francés de la novela del hispanista Prosper Mérimée, buen conocedor de España y de Andalucía, logró un notable éxito, acumulando hasta 23 ediciones antes de que finalizara el siglo XIX, el estreno de la ópera de Bizet, el 3 de marzo de 1875 en París, fue un pequeño fracaso. Los auditorios semivacíos y las críticas negativas de la prensa afectaron tanto el músico que optó por abandonar la capital gala, muriendo tres meses después, con tan solo 37 años, sin haber pisado nunca Sevilla, ni experimentado la enorme fama de su composición.
A medio camino entre el éxito y la decepción se ubicó la presentación pública del óleo ‘Las cigarreras’ del gran pintor sevillano Gonzalo de Bilbao, una obra con la que el artista “rindió homenaje a las trabajadoras de la Fábrica de Tabacos de Sevilla, cuya figura había sido ampliamente idealizada y mitificada a lo largo del siglo XIX”, en palabras de la consejera de Cultura y Deporte, Patricia del Pozo.
Lejos de centrarse en el tópico romántico de la ‘Carmen’ transgresora, Gonzalo Bilbao “plasmó en su monumental óleo las verdaderas condiciones de trabajo que estas mujeres obreras tenían en ese momento”, señala del Pozo. No en vano, el artista había acudido durante al menos cinco años a las galerías de la Fábrica de Tabacos a retratarlas.
Una idea en la que también abunda Lourdes Páez, conservadora del Museo de Bellas Artes de Sevilla: “la aparente amabilidad de la escena retratada en primer plano del cuadro, en la que una cigarrera amamanta a su hijo ante la mirada de sus compañeras, refleja la triste realidad de una situación de falta de conciliación familiar y laboral de las trabajadoras de la Fábrica de Tabacos de Sevilla”, indica la historiadora. La denuncia de esta situación por parte de Bilbao resulta manifiesta también por el gran formato del lienzo (305 x402 cm),“propio de las grandes pinturas de historia, otorgándole así un carácter épico, al tiempo que le imprimía un aire velazqueño conuna pincelada suelta que recuerda a ‘Las Hilanderas’”, insiste Páez.
Exhibido, junto a sus once estudios preparatorios, en la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada en Madrid en la primavera de 1915, contra todo pronóstico, y a pesar de la enorme expectación que había levantado entre los críticos especialistas y el público generalista, el cuadro no obtuvo la Medalla de Oro. La reacción de los sevillanos no se hizo esperar.
Concluido por Bilbao en un periodo de madurez, cuando contaba con 55 años de edad, el cuadro “marcó un antes y un después tanto en su consideración social en la ciudad, como en la definición de su estilo artístico, al mismo tiempo que supuso un punto de inflexión en la pintura sevillana del momento”, avanza Valme Muñoz, directora del Museo de Bellas Artes de Sevilla, en cuya colección permanente se exhibe la obra.
La admiración y la fama de Gonzalo Bilbao en Sevilla quedó acreditada ampliamente a su regreso de la Exposición Nacional de Madrid en 1915. La sociedad sevillana organizó una batería de actos “de desagravio” al entender que había sido injustamente privado del máximo reconocimiento. Entre ellos, destaca el multitudinario recibimiento del que fue objeto a su llegada en la Estación de Tren de Córdoba, al que acudieron, entre otras, “un grupo de cigarreras, muchas de las cuales habían sido modelos del pintor para esta obra”, destaca Valme Muñoz.
Las cigarreras llegaron incluso a hacer una cuestación popular para adquirirla medalla que le había sido negada. No faltaron discursos oficiales, comitivas, ni banquetes. Y en 1916 hubo una exposición pública del óleo para disfrute de todos los sevillanos, junto a varios de sus bocetos, en la Sala Capitular del Ayuntamiento hispalense.
Un año después de su muerte, en 1939, el gran óleo fue donado al Museo de Bellas Artes de Sevilla a iniciativa de su viuda, María Roy Lhardy. Y es que Gonzalo Bilbao, “estuvo muy vinculado a las instituciones sevillanas, particularmente al Museo de Bellas Artes de Sevilla, al que dedicó muchos esfuerzos a lo largo de su vida y del que fue presidente de su patronato”, valora la directora de la pinacoteca. Junto a muchas otras obras de diversa temática del pintor, el museo sevillano tiene, asimismo, la fortuna de contar en su colección permanente, con uno de los once bocetos existentes de ‘Las Cigarreras’, adquirido por la Junta de Andalucía en 1994.
Para recordar esta conexión entre la lírica, la literatura y la pintura, el Museo de Bellas Artes de Sevilla, en colaboración con el Teatro Maestranza de Sevilla, va a realizar a lo largo de 2025 un programa de actividades musicales y artísticas que celebrarán el 150 aniversario de la ópera ‘Carmen’ de Georges Bizet y la maestría del lienzo de ‘Las cigarreras’ de Gonzalo Bilbao. Entre ellas, están previstas varias charlas musicadas, así como recorridos por los escenarios de la ópera, que comenzarán, como no podría ser de otro modo, delante del gran óleo, icono del Museo de Bellas Artes de Sevilla y de toda la ciudad que lo cobija.