Los lectores quedarán un tanto extrañados por la contundencia del título de esta carta, un tanto pragmático, pero una pregunta nos sacará de dudas, ¿conocen los españoles algún país de la UE que ponga en solfa su propia lengua?
Creo que nadie pondrá en duda que los demás países de Europa respetan con gran orgullo su propia lengua y sus señas de identidad.
Aquí en España dado que la competencia de Educación se ha regalado a todas la comunidades autónomas, cuando debiera ser una competencia exclusiva del Estado, en aquellas comunidades donde el nacionalismo gobierna, se ha generalizado la dichosa inmersión lingüística y en ellas la enseñanza Primaria y Secundaria está rigurosamente prohibida que sea en castellano.
Es demencial y bochornoso lo que está ocurriendo en España y es que una minoría sea capaz de prohibirnos al resto de 40 millones de personas de que utilicemos nuestra lengua ,que es hablada en el mundo por más de 400 millones de personas y parece que se va incrementando especialmente en USA, y en otras partes del mundo gracias a la labor del Instituto Cervantes.
Estos políticos nacionalistas que no ven más allá de sus ombligos quieren imponerse contra el mayor tesoro que poseemos el resto de los ciudadanos que no es otro que el castellano, todo esto es posible por una cierta permisividad del Gobierno de España.
A estos nacionalistas les haré la siguiente pregunta: En Europa y en el resto del mundo ¿cuántas personas hablan catalán, vasco o gallego? Respecto al gallego puedo asegurarles, que hasta el BNG llegó al poder en Galicia hablaban gallego sólo los aldeanos, el resto hablaban siempre el castellano, parece ser que el mundo empresarial se están quejando por esta lamentable inmersión porque les afecta de manera notable en sus negocios.
Pero lo más lamentable es que además de una imposición dictatorial de sus propias lenguas, en sus colegios públicos; a los niños les inculcan un odio visceral a todo lo que huela a español, ante esta macabra situación sólo cabe una verdadera reacción por parte del Gobienro de España, que es retirar a todas las autonomías las competencias de la Educación y asumirla como propia el Estado, para llegar a esta drástica solución debemos tener a un presidente con las suficientes agallas para que de un plumazo acabe con estas aberraciones nacionalistas, excluyentes, obsoletas y trasnochadas.
Debo recordar que al presidente del gobierno del Reino Unido, Tony Blair, no le tembló el pulso al suprimir en dos ocasiones la autonomía al Ulster, al final acabó con el problema creado por católicos y protestantes, en España no es posible por ser insconstitucional.
Si al menos el Estado pudiera recuperar la Educación, sería una bendición del cielo ya que haría posible que todos nuestros hijos hablaran la misma lengua en todo el territorio nacional y conocieran la verdadera Historia de España así como la Geografía, Literatura y la Gramática.