Observar un búho real a dos palmos de tu cara, aterrorizarse levemente ante una pitón que se revuelve somnolienta en un cesto de mimbre o tener un cuervo en tus manos -con un guante de cetrero, evidentemente- son algunas de las actividades que más éxito han tenido en el Mercado Medieval de Triana, celebrado este fin de semana en el Parque del Turruñuelo, en el que la cetrería ha sido lo más comentado.
Mientras un tren y varios figurantes, con malabares y serpiente -de verdad- al cuello recordaban por todo el barrio la cita, en el parque se mezclaban los estand de cosmética natural, piedras decorativas, infusiones y hierbas naturales, cuadros, artes plásticas de las más variadas con los olores de una gastronomía de algo más que calidad.
Quesos manchegos premiados a nivel nacional, compartían escenario con morcones y chorizos más que apetecibles, con lacón gallego recién hecho y, además, delante de los visitantes de la forma más tradicional, patatas fritas artesanas o un chori-pan que abría el apetito sólo con observarlo desde lejos.
Peleas simuladas con espadas, un poni para dar una vuelta, exhibiciones de la época o los aparejos más diversos del medievo se mezclaban con los souvenirs, las espadas de madera o los cascos con los que salían los más pequeños.
