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El Puerto

Multas de 750 euros por dejar la poda en el contenedor

Si el vertido es reiterado, las sanciones pueden alcanzar los 1.500 euros

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  • Un vertido de poda. -

Aunque parece que hay cierta conciencia social y ciudadana con respecto al procedimiento que hay que seguir para deshacerse de los restos de poda o jardinería, a nivel particular, siguen siendo habituales las imágenes en que los contenedores se llenan de estos restos e incluso se pueden ver en medio de la calle, al lado de dicho recipiente.

El Ayuntamiento informa de que la sanción por el hecho de depositar  restos forestales o de jardinería en la calle, un gesto que está prohibido por la ordenanza municipal de limpieza pública, está tipificado como infracción leve, cuya multa puede alcanzar los 750 euros, pero si el vertido se reitera, pasaría a considerarse infracción grave, con una sanción que asciende a los 1.500 euros.

El artículo de la ordenanza referente a este hecho es el cuarto: “los productores o poseedores de residuos procedentes de labores de poda, desbroce, mantenimiento, conservación y cualquier otra actividad silvícola en jardines o zonas verdes privadas estarán obligadas a gestionarlos por sí mismos o bien a través de gestor autorizado. El destino final de los residuos siempre es una planta de transformación o tratamiento legalmente autorizada. El Ayuntamiento, para este tipo de residuo, habilitará un punto de acopio o transferencia para pequeña producción, en el CRR (Centro de Recepción y Reciclaje), preivo pago del precio público establecido. Así mismo, para pequeñas cantidades (menos de un metro cúbico al día) y siempre para particulares, el Ayuntamiento habilitará un punto de depósito en las instalaciones del punto limpio del Centro Municipal de Limpieza (Cemulimp), siendo ese servicio de carácter gratuito”.

Esta imagen, cierto, se puede contemplar mucho más en aquellas urbanizaciones privadas con espacios verdes o bien en promociones de viviendas donde abunda el césped, así como en lugares puntuales repartidos por la ciudad que, al ser espacios cerrados, en su interior cuentan con este tipo de jardines o similares.

Lo cierto es que debido a lo complicado que parece coger a los infractores “con las manos en la masa”, es por lo que estas imágenes se siguen sucediendo. Fuentes consultadas por este medio que se dedican a esta labor y otras similares afirman que “si la poda la hacen por el día, siempre dejan los restos bien cuando ya ha pasado el camión de la basura o cuando se saben impunes de los propios inspectores o de la Policía”. Es una actuación que comparan con la de intentar pillar a los dueños de los perros dejando que sus mascotas hagan sus necesidades en la calle sin recogerlas.
La poblaicón por su parte está más bien a favor de apelar a la conciencia de la ciudadanía, entendiendo que es la Policía Local la que debe enviar más agentes a las calles a controlar este tipo de vertidos, o bien que sea el Ayuntamiento el que haga que los agentes u operarios de Medio Ambiente estén vigilantes a estas actuaciones, con la intención de evitarlas, imponiendo las sanciones que sean necesarias.

Marta Rodríguez indica que es  una imagen muy habitual

La concejal responsable de Medio Ambiente, Marta Rodríguez, confirma, al respecto, que “demasiado habitualmente podemos ver en la ciudad imágenes de este tipo que demuestran la falta de educación y civismo de muchos ciudadanos que, egoistamente en su tarea por el cuidado de su propiedad particular, deterioran la imagen de nuestra ciudad”, explica. Además, informa de que la Concejalía de Medio Ambiente ha enviado a distintas asociaciones vecinales y comunidades de propietarios una carta, recordando la obligación del cumplimiento de una ordenanza en el tema del tratamiento de dichos residuos,  que obliga a trasladar los restos de poda, desbroce o cualquier otra actividad silvícola en jardines o zonas verdes privadas a los puntos de tratamiento autorizados. Además, recuerdan en dicho documento que la sanción asciende a 750 euros. En definitiva, es otra lucha que el Ayuntamiento ha tenido que emprender ante la pasividad de los ciudadanos o el incivismo de otros.

 

 

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