Miguel Ángel Rondán reflexionó en voz alta el día de la presentación de él y Esteban, en torno a lo que consideraba que no era una dinámica positiva la que se palpaba en los medios informativos. Sus palabras levantaron polvareda, aunque no tanta lógicamente como las de Rafael Mateos cuando desautorizó públicamente a un profesional como la copa de un pino como es Jaime Durán, el jefe de Prensa del club xerecista. Lamentable el presidente, que hizo bien en no querer hablar en la presentación oficial de las nuevas camisetas del equipo, y creo que bien por Rondán, una vez que de principicio parecía que se había metido solo en un jardín que no era el suyo, pero, posteriormente, desde la reflexión serena del tiempo te das cuenta de que llevaba toda la razón. Los compañeros, y los que hay en Jerez son extraordinarios profesionales, son libres de preguntar lo que quieran preguntar y de llevar las ruedas de prensa por los derroteros que quieran llevarla, pero no es menos cierto que en ciertos momentos se abusó más del manteo a Morales, Joaquín, que de hablar del proyecto de un Rondán y un Esteban que fueron los que llevaron al equipo a Primera y que son dos personas deseadas desde hace mucho tiempo para que volviesen a estar donde ya están. Y eso lo percibió Rondán y no quiso callárselo, porque él quiere que se hable de fútbol y se entre en una dinámica de “vamos a tirar todos del mismo carro” y, a ser posible, apostillo yo, con un reparto de cuerdas igualatorio para todos.
Pero es que las palabras de Rondán tienen o tenían un trasfonso que él sacó, a lo mejor sin querer. Verán, el Xerez se encuentra en el momento más crítico de su historia. Se decía, se escribía, se hablaba con Oliver que si el equipo iba a desaparecer, lo mismo con Silgado y hasta en épocas de Morales, pero ahora sí es cierto que la espadaña se balancea peligrosamente sobre la cabeza de esta sexagenaria entidad. Hay que pagar el día 1 de julio de 2013 algo más de de un millón de euros a los acreedores. Si no se paga la sociedad va a la disolución. Es decir que el Xerez sigue con vida, pero se encuentra en la UVI económica y para que salga se necesitará tanta imaginación como el propio Rondán le está echando a su trabajo, como tan buen trabajo como el que no se ha hecho desde hace tiempo en la dirección administrativa -y tengo sobre la mesa el informe económico tenebroso realizado escrupulosamente por Ramón Molina para sacarle punta cuando haya que sacarla- y, sobre todo, que la gente sepa que Morales puede gustar poco o nada, pero es lo que hay mientras que alguien no compre de verdad el club y que cón él hay que ir a buscar esa salvación en los terrenos de juego y en los despachos administrativos. No queda otra. Querernos instalar en la bronca permanente es hacerle daño no a Morales, a Ballesteros o a Luz Costa en general, sino al propio Xerez, a ese que desde que el siglo XXI afloró ha estado siempre en la Liga de Fútbol Profesional, algo que, no se olvide, muy pocos equipos pueden decir.
Abrir un debate por cada cosa es inútil. Abrir uno por los que se van o los que se quedan es baladí. Que hay gente que se merece salir de otra manera, tan cierto como que cada minuto de cada día en cualquier rincón de esta nuestra España se van a su casa trabajadores con 20 días por año trabajado y con unparo de ochocientos euros y nadie clama al cielo. Que aquí se fue el propio Miguel Ángel, después de haber ascendido al equipo ante la Gramanet, y volvió y se tuvo que volver a ir para poner colorados a los que le echaron una tarde de invierno vistiendo la camiseta del Guadix. Y hasta le prometieron un homenaje que nunca le hicieron y que le han hecho a alguno que en cuatro años a lo mejor fue veintinco veces titular. De aquí se fue Juan Pedro, santo y seña, y Ravelo se fue del fútbol y estuvo de entrenador del B y le llenaron la calle Larga de pintadas, habiéndolo sido todo en el Xerez, hasta el Xerez es compadre suyo porque el club apadrinó a uno de sus hijos. Vamos a ver, que se me entienda. Moreno ha sido, es y seguirá siendo un icono del xerecismo. Y se ha merecido salir de otra manera, pero volverá, vendrá a Jerez y sabe que aquí está su casa, su gente, su club, pero lo que no se puede es hacer un drama por cada cosa que se haga en la entidad, sobre todo cuando tanto se está jugando en estos momentos.
Hay que salvar esta temporada y pienso, y eso es lo que quise entender que pretendió decir Rondán, que todos debemos poner de nuestra parte. Porque si el Xerez se hunde todos nos hundimos un poquito con él. Los aficionados porque se les va su sentimiento y los medios porque ya no estamos para soportar más pérdidas. Por eso, esté quien esté al frente del Xerez, hay que ayudar, apoyar y si se ven desmanes, a los juzgados. Aunque para eso el Ayuntamiento y la Fundación tienen sitio en el consejo. Que no solo se tiene que ir para gobernar, sino para vigilar que es ahora mismo lo que más debe importar si lo que, de verdad, guía a esa presencia en el consejo es el xerecismo y no razones de índoles distintas, que de todo se habla en los últimos días. Y no quiero seguir.
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