Además, los sindicatos exigirán al Gobierno que adopte nuevas medidas para el mantenimiento del empleo actual que, junto con los precios, amenaza con seguir descendiendo en una peligrosa curva de consecuencias imprevisibles. Complica aún más la situación el hecho de que los sindicatos sospechan que, además de la crisis brutal que padece la economía capitalista en estos momentos, se está produciendo de manera pareja una auténtica pero encubierta reforma laboral en la que desaparecen los puestos de trabajo estables para dar paso a eventuales, aprovechando una coyuntura en la que la administración con competencias en materia de empleo está desbordada como para fiscalizar qué hace cada empresa.
Son ya varios los meses en los que la crisis económica ha pasado de ser una temor a convertirse en una realidad que afecta a cientos de miles de familias en toda España y si bien el Gobierno ha adoptado algunas medidas para intentar paliar los efectos de la situación, se ha echado en falta la vertebración social necesaria que pida y exija y que sólo pueden desarrollar los sindicatos. El momento de exigir soluciones prácticas parece que ha llegado, por lo que la primavera puede ser muy complicada para el Gobierno. El problema está en que a nadie, ni dentro ni fuera de nuestras fronteras parece ocurrírsele cómo afrontar algo que no estaba previsto y cuyos efectos, probablemente, ni se conozcan aún.