En el auto de procesamiento, de 70 folios, Grande-Marlaska acusa a estos 22 jóvenes, dos de ellos huidos –Oroitz Gurrutxaga Gogorza y Xabier Goyenetxea Iragorri–, de un delito de integración en ETA y añade que “quien dirige Segi dirige la kale borroka, decide, programa, organiza y ejecuta las acciones”.
Según el juez, integraban los grupos Y de apoyo a ETA en las localidades guipuzcoanas de Rentería y Oiartzun, siendo su principal colaboración con la estrategia de la banda terrorista las actividades de kale borroka.
En este sentido destaca que “durante el alto el fuego permanente declarado” por ETA en 2006, “la kale borroka se ha mantenido viva, al igual que en la tregua” de 1998.
Así, si en 1998 Jarrai se negó a declararse en tregua y asumió “plenamente” la “exclusividad” del ejercicio de la kale borroka como “medio de presión” para “alcanzar más fácilmente el éxito en las negociaciones”, Segi hizo lo propio en la de 2006.
Como ejemplo, el juez esgrime “la campaña llevada durante la huelga de hambre” del ex preso etarra José Ignacio de Juana Chaos y observa que, al contrario que ocurrió en 1998, “no hay ya incontrolados debido al férreo control del fenómeno que hace Segi”.