La decisión de la corte de Salé, junto a Rabat, supuso un revés inesperado para Haski y su abogado defensor, Jalil Idrisi, quien confiaba en que se mantuviese la primera sentencia absolutoria, basada en la falta de pruebas concluyentes.
Haski todavía tiene derecho a presentar un recurso de casación ante el Tribunal Supremo.