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"Todo fue muy rápido; no me di cuenta de nada"

El presunto autor material de la muerte de Jairo Gómez actuó tras “sentir un pinchazo” y verse sangre cuando el menor se le “abalanzó”. Ninguno de los testigos de los que comparecieron este lunes vio al otro procesado facilitarle una navaja antes de la agresión

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  • Los dos juzgados al fondo -

“Todo fue muy rápido. Jairo, sin esperarlo, se abalanzó y me golpeó en la cara. Sentí un pinchazo, y luego como frío y calor; me vi sangre en el brazo, y ví que él tenía algo en la mano. Se lo quité y lo empujé tres veces con todas mis fuerzas hasta que se apartó. Estaba supernervioso, no noté nada, ni sentía nada cuando lo empujaba; no quería que volviera a coger eso (presuntamente por el arma homicida). Entonces me di la vuelta y me fui. Casi no podía andar”.


El testimonio de Jaime  D.R, no dejaba ninguna duda sobre la autoría de los hechos, si bien como luego explicaría su letrado, Manuel Hortas, aunque reconocen el homicidio, entienden que actuó motivado por el “miedo insuperable” y “en legítima defensa” por lo que le pudiera pasar, de ahí que vayan a plantear su libre absolución en el transcurso del juicio. De hecho, su patrocinado aseguró que no fue hasta cuando la Policía lo “sentó” tras detenerlo después de que la gente “me señalara” cuando reparó en lo que había pasado al escuchar que “estaban perdiendo” a Jairo.


Con su relato, el primero de los acusados de un presunto delito de asesinato del menor Jairo Gómez, víctima de cuatro puñaladas, en julio de 2012, arrancaba la vista  que se alargará toda la semana en la Sección Octava de la Audiencia Provincial. El joven, que permanece en prisión preventiva al igual que el segundo encausado desde los hechos, explicó  al tribunal y al jurado popular que “no conocía a Jairo de antes” y que fue Josua, un amigo de la víctima, “el que originó todo”, tras tener varios enfrentamientos previos con él en la Feria y en una fiesta que le provocaron una lesión en un hombro. Unos episodios por los que “cogí miedo y no salía de casa”. Esa noche, sin embargo, salió y fue al botellódromo “porque me convencieron mis amigos”. Una vez allí, se topó de nuevo con Josua, que ayer declaró y reconoció las “malas relaciones” con este procesado. Eso sí, las versiones de ambos eran opuestas sobre quién empezó con los insultos cuando ese día volvieron a coincidir, y quién empezó a rodear a quien, al margen de que fuera el menor fallecido el primero  en propinar “un guantazo o un puñetazo” que pocos pensaban que iba a llegar a más.  Todo ello, pese a sus intentos previos, según su testimonio, de ”intentar arreglar las cosas”, pese a temer que fuera a recibir “una paliza”.

¿Quién quería pegar a quien?
Otro amigo de Jairo dijo que fueron cuatro -él y otro amigo, el menor y Josua- los que decidieron ir a hablar con Jaime D.R, después de que Josua le dijera al fallecido que el acusado “le quería pegar”. El segundo procesado,  Fernando M.R, para el que también Fiscalía pide 15 años de cárcel por un presunto delito de asesinato, negó cualquier participación en los hechos (se le acusa de haber facilitado el arma homicida).

“Yo no salgo con navaja”
“Yo no salgo a la calle con navajas, ni tengo enemigos ni enfrentamientos”, dijo tajante cuando se le preguntó por el arma empleada en el crimen, detallando que esa noche se limitó a “ofrecer su ayuda” al otro imputado cuando vio que se le “acercaban un grupo de diez o más personas”.“Ni me acerqué, ni le di el arma”, insistió, añadiendo que vio al fallecido “muy alterado” propinarle “un puñetazo” al principal imputado, quedándose en ese momento “los dos agarrados, forcejeando” hasta que Jairo “se desplomó” en el suelo.


Exceptuando a Josua, uno de los amigos de la víctima, que afirmó que Fernando M.R. “se metió en medio de la pelea unos segundos” pero que “exactamente la navaja no la vio”, ninguno del resto de testigos de la acusación, entre vecinos y amigos de la víctima, situaron al otro procesado en el momento de la pelea facilitándole el objeto punzante al presunto homicida que acabó con la vida del menor.  


Esperada y mucha era la declaración de Josua, al que se refirió explícitamente el principal acusado. Ninguno de los dos podría imaginarse meses antes que sus encontronazos por un tema de faldas derivarían en esta tragedia. Esa noche, explicó, fue al botellódromo con su novia y otra pareja y allí coincidió con Jairo. En un momento de la noche, prosiguió, se encontró con Jaime D.R. y vio que   “una aglomeración de gente”, venían hacia él.  También negó que llegara a “animara” a Jairo a la pelea, como se ha dicho.  


De hecho, asegura que le dijo que “ni se le ocurriera meterse”, si bien reconoció que el menor “se preocupó por mí y por mi novia”. Se habían conocido un tiempo antes, cuando Jairo hacía “trabajos sociales” en la Cruz Roja  donde también estaba Josua.  “Si no me hubiera defendido esa noche, igual hoy no estaría aquí sentado”, dijo, tras relatar que “el niño” (por Jairo)  era “buena persona”. “Había tenido conflictos familiares y había hecho alguna gamberrada como todos hemos hecho pero llevaba una vida más estable”. Una vida que hace poco más de un año se cortó de raíz.

 

Un testigo: “Vi perfectamente cómo sacó la navaja y le dio varios golpes a Jairo”
 El resto de testigos aportados por la acusación particular que ejerce el abogado Alfredo Velloso, entre vecinos y amigos del menor, negaron conocer a los procesados y coincidieron en que todo ocurrió en “cuestión de segundos”. Ninguno se dio cuenta de la gravedad de los hechos hasta que vieron que la víctima “cayó al suelo” y se percataron de toda la sangre, por lo que no dudaron en levantarle la camiseta para ver las heridas.


Hasta entonces, pensaban que estaba forcejeando con el imputado, que también terminó la pelea con “cortes en la mano” y “rasguños en el cuello”. Uno de ellos, J,A.R, que prestó declaración con mamparas de protección para evitar ser visto por los imputados, explicó que vio “perfectamente” al principal encausado “sacar una navaja y dar varios golpes en la barriga y en el pecho” al menor. En ese momento, añadió,  se quedó “sin saber qué hacer” y fue entonces cuando vio que el fallecido “no respiraba y estaba lleno de sangre”, momento en el que otro amigo en común con Jairo se acercó “para separarlo”.


La mayoría de los amigos que iban con Jairo esa noche  y otros vecinos que se encontraron con él en el botellódromo y presenciaron la tangana (todos estaban cerca en las explanadas), conocían a Josua “de vista” o no lo habían visto. El juicio se retomará hoy con nuevos testimonios.

El juez, obligado a llamar al orden

La vista empezó con retraso por problemas del sistema informático y obligó al juez a intervenir para mantener el orden ante los momentos de tensión que se vivieron cuando los dos imputados abandonaron en un receso una sala abarrotada por amigos de ambas pandillas al grito de “asesino”. “Se van a vivir manifestaciones de mucho dolor, si hay quien  no lo puede aguantar, que se vayan o que estén tranquilos”, apuntaba el magistrado. Ya a la vuelta, la presencia de las fuerzas del orden dentro de la sala se reforzaba con la llegada de cinco agentes más, si bien afortunadamente no hubo más incidentes

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