El matrimonio que forman el alemán Peter Seiffert y la austríaca Petra María Schnitzer son el héroe y la heroína de este Tannhäuser, producido por Los Ángeles Opera y que Jesús López Cobos dirige en una versión musical híbrida, que combina el primer acto de la llamada versión de París –15 minutos más larga–, con el segundo y tercero de la más tradicional de Dresde.
Fue la primera ópera de Wagner que López Cobos dirigió en el Teatro de la Ópera de Berlín, hace 38 años, por eso es “como el primer hijo, al que se le tiene un cariño especial, además de ser la única que Wagner reescribió”, resumió ayer en rueda de prensa el director musical del Real, en presencia de Judge, la pareja protagonista y el director artístico del coliseo, Antonio del Moral.
López Cobos ha detallado que esta versión “pone a prueba a un teatro, a su orquesta, al coro”, que se ha ampliado a 85 voces; que han resuelto el problema “carísimo”, según del Moral, de las 16 trompas que incluye Wagner con 4 en directo y 12 grabadas; y que han logrado, en definitiva, la “grandiosidad” que la obra requiere.
Del Moral cree que esta obra romántica, que se monta por tercera vez en el Real, aunque en la primera etapa del teatro se representó 71 veces entre 1890 y 1921, es una de las más “difíciles y endemoniadas” de Richard Wagner por su extensión y exigencia vocal, de ahí el privilegio de contar en esta ocasión con “las mejores voces wagnerianas” para un reparto doble.
Tanhäusser serán, alternativamente, Peter Seiffert y Robert Gambill; Wolfram, Christian Gerhaher y Roman Trekel; Elisabeth, Petra Maria Schnitzer y Edith Haller; y Venus, Lioba Braun y Anna-Katharina Behnke.
En la versión de Dresde de Tannhäuser, Venus es un papel “más bien breve”, que canta la misma soprano que hace de Elisabeth, pero en la de París es más extenso, de ahí que sean distintas cantantes.
“El principal reto ha sido dejar que Wagner flote por encima de lo erótico, lo exótico o lo dramático”, advierte Judge, que traslada la historia del siglo XII al XIX.