El Ayuntamiento de Arcos está a la espera de confirmar si la forma de proceder de un agricultor hace unos días está dentro o no de la legalidad. El caso es que gran parte de la población se percató a finales de la pasada semana de malos olores. Tras haber recibido personalmente alguna queja, el alcalde, José Luis Núñez, envió rápidamente a la Policía Local a inspeccionar los alrededores del municipio, temiéndose en un principio que se tratara de una avería en las instalaciones de la estación depuradora de aguas residuales o de algún vertido contaminante al río Guadalete, para lo cual contactó igualmente con la empresa concesionaria del ciclo integral del agua, Aqualia, la cual le confirmó que los malos olores no procedían de sus instalaciones.
La Policía logró encontrar una finca agrícola donde su propietario había volcado una enorme cantidad de abono orgánico o natural que, posiblemente debido a los vientos del fin de semana y a otras condiciones climatológicas, dejó un olor casi insoportable en gran parte del término municipal.
El Ayuntamiento ya se ha dirigido a la Consejería de Agricultura para cerciorarse si esta práctica está dentro de la legalidad, pues asegura que los malos olores provocan un grave daño a una ciudad de clara vocación turística como es Arcos de la Frontera, de ahí que Núñez esperara que esta situación no se repita en lo sucesivo.
Parece ser que las lluvias de los últimos días ha disipado gran parte de los olores. En un principio se creyó también que el hedor podría proceder del arroyo Salado, que ciertamente huele bastante mal en determinadas épocas del año. También se llegó a pensar en un posible vertido de alperchín por un olor similar.