La Fiscalía ha reclamado este miércoles a la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) la confirmación de la condena a 15 años de cárcel del único acusado del asesinato de los dos jóvenes que fueron encontrados muertos, maniatados y con cocaína esparcida por sus cuerpos en abril de 2009 en el Camino de Purchil, en Granada.
En la vista celebrada en el Alto Tribunal andaluz, el Ministerio Público ha pedido así la desestimación del recurso de apelación interpuesto por la defensa de Raúl C.C., de 26 años, a la sentencia que en su día dictó la Audiencia Provincial de Granada después de que un jurado lo considerara culpable de ser cómplice de los dos asesinatos.
El fiscal ha rechazado que el tribunal popular, que emitió su veredicto el 23 de marzo del pasado año, fuera sometido a las presiones y coacciones de las familias de los fallecidos, tal y como sostiene la defensa del procesado. Asimismo, ha señalado que la decisión alcanzada por el jurado no se apoyó en "meras suposiciones", sino en las pruebas practicadas durante el juicio oral.
Las tres acusaciones particulares personadas se han sumado a la petición de desestimación del fiscal, y han negado que se sufrieran presiones, incidiendo en que no se ha abierto investigación penal alguna al respecto.
Asimismo, una de ellas, que representa a uno de los hermanos de las víctimas, ha pedido el ingreso en prisión del condenado, que, según ha mantenido el letrado, cambió el relato de los hechos hasta en tres ocasiones, no ha colaborado con la justicia y no cuenta con indicio alguno que corrobore su versión de su no participación en el asesinato.
El abogado que representa a la defensa, sin embargo, ha insistido en que tanto él como el jurado sí fueron sometidos a las coacciones de los familiares, y ha señalado que ese "ambiente enrarecido" influyó en el veredicto que, en su opinión, fue "arbitrario", sin suficiente motivación y con "falta de coherencia".
Tras la intervención de las tres acusaciones, Lorenzo del Río, presidente del TSJA y de la Sala, ha cerrado la sesión, que ha quedado vista para sentencia.
Los magistrados tendrán ahora que decidir si modifican o mantienen la sentencia de la Sección Primera de la Audiencia, que consideró probada la complicidad del acusado en un asesinato que fue ejecutado presuntamente por narcotraficantes colombianos que no fueron identificados ni localizados.
En el fallo se recoge que los hechos se remontan al 11 de marzo de 2009, cuando el procesado adquirió a uno de los fallecidos, por importe de 30.000 euros, un coche marca Volkswagen Tuareg.
Además, los jueces consideraron que las víctimas, identificadas como J.F.C. y M.F.A., de 24 y 25 años respectivamente, se desenvolvían en ambientes de consumo y tráfico de estupefacientes, en los que conocieron a Raúl C.C., que también los frecuentaba.
Los tres idearon un plan o estrategia con la finalidad de que los narcotraficantes con los que iban a hacer negocios no se percataran de sus intenciones, de presuntamente robarles la droga. Pero Raúl C.C., según se señalaba en el fallo, sabía que la auténtica intención de los narcotraficantes, de nacionalidad colombiana, era acabar con la vida de algunas personas.
Así, con la excusa de una operación de compra de droga a unos colombianos que venían de Madrid, Raúl acordó con los narcos que conduciría a sus otros dos amigos a un lugar solitario para que éstos acabaran con la vida de los dos jóvenes, lo que finalmente sería en el Camino de Purchil, el 1 de abril, sobre las 23,30 horas.
De acuerdo con el plan convenido, y con el fin de no ser identificado por nadie en el lugar de los hechos, el acusado intercambió esa misma tarde su coche con otro, propiedad de un conocido suyo.
Una vez que llegaron al Camino de Purchil, aparecieron los narcos, que no han sido identificados, y estos dispararon "a quemarropa" cuatro disparos en la cabeza a los dos jóvenes, cuyos cuerpos fueron arrojados a un barranquillo al borde del camino. Además, a modo de "mensaje" para las personas que se mueven en esos ambientes, espolvorearon 30 gramos de cocaína sobre el cadáver de uno de ellos.
Finalizado por el procesado y el autor o autores de los disparos la preparación de los cadáveres y el escenario, cogieron las llaves de los vehículos de las víctimas y los trasladaron a otro lugar, donde fueron encontrados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.