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Alcalá la Real

Charilla ya cuenta con una calle en honor a Manuel Cuenca Díaz

Con la concesión del nombre de esta calle se pretende reconocer la labor realizada por el que fuera alcalde pedáneo en 1936, en defensa de la vida de sus vecinos

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El Ayuntamiento de Alcalá la Real y Charilla ha rendido homenaje a Manuel Cuenca Díaz, alcalde pedáneo de esta aldea en la década de los años 30 del siglo XX, por la labor realizada en el año 1936 en defensa de la vida de sus vecinos, dándole nombre a la calle en la que él vivió  y que recientemente ha sido urbanizada.

El alcalde de Alcalá la Real, Carlos Hinojosa, acompañado por el alcalde pedáneo, Francisco Aranda, miembros del equipo de gobierno local y familiares del homenajeado ha alabado que “a pesar de su juventud, Manuel Cuenca Díaz supo anteponer a las personas por encima de sus ideas, lo que ha hecho que sus vecinos se movilizaran para reunir 120 firmas y presentarlas ante la alcaldía de Alcalá junto a su propuesta para que fuese aprobada en pleno, como así fue por unanimidad, y rendirle el homenaje a título póstumo a su alcalde pedáneo y vecino ejemplar, que hoy culmina con la inauguración de esta calle que lleva su nombre en placa de cerámica; sin duda fue, es y será un ejemplo de lo que tenemos que hacer”.

A través de su sobrino Adolfo, los familiares presentes en el acto han agradecido al Ayuntamiento y a los vecinos el reconocimiento que se le ha hecho a su tío.
 
Manuel Cuenca Díaz desarrolló en un año difícil, como fue 1936, una gran labor humanitaria y social en favor de los vecinos de Charilla, una buena acción que se perpetúa en la voz de la gente y que no lo olvida.


Era muy joven. Contaba sólo con dieciocho años cuando sus vecinos le propusieron como alcalde pedáneo de Charilla. Gobernó desde el frente republicano con gran proximidad hacia ellos y quienes le conocieron y convivieron con él, a lo largo de su corta vida, lo describían como un joven honrado, honesto y muy generoso. Fue zapatero de profesión, y de familia numerosa, seis hermanos y una hermana, muy humildes, pues sus padres, Manuel y Purificación, eran obreros del campo. Siendo alcalde pedáneo un día sucedieron una serie de acontecimientos en Charilla que le llevaron a tomar una decisión responsable que salvó muchas vidas, sin distinción de afinidades políticas, y es la que hoy alaban y recuerdan sus vecinos. Después de aquello se alistó en el frente Este de Granada en Órgiva, donde ascendió a capitán. Un día de 1937-1938 llegó hasta Charilla la fatídica noticia: Manuel había fallecido en el frente.

La memoria histórica ha sido fiel con esta familia y les ha devuelto a sus calles, concretamente frente al lugar donde Manuel vivió en Charilla el renombre de este joven honesto, honrado y valiente que tan generosamente dio su vida por sus vecinos.

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