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El Real Madrid se da un festín ante un dócil Deportivo

En un campo que había sido gafe para el Madrid durante casi veinte años, el equipo blanco descubrió las vergüenzas de los deportivistas

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El Real Madrid se aprovechó en Riazor de la docilidad del Deportivo, que resistió media hora delante de su afición, para darse un festín (2-8).

En un campo que había sido gafe para el Madrid durante casi veinte años, el equipo blanco descubrió las vergüenzas de los deportivistas.

Hasta que empezó la histórica goleada, el Real Madrid se había encontrado en Riazor a un Deportivo osado, pero no suicida, replegado, pero no encerrado, preparado para contener al rival y atacar.

Los primeros minutos, más allá de un caño de Modric a Cuenca, no entusiasmaron a Carlo Ancelotti, que pidió explicaciones a Sergio Ramos por un pelotazo sin sentido justo después de la primera advertencia del Deportivo por la banda de Arbeloa, novedad en el lateral derecho madridista.

El equipo coruñés tiró de físico, la única forma de contrarrestar al Real Madrid, y no le importó defender a dos metros del área de Germán Lux, que vio amenazado por primera vez sus dominios con un centro de Bale que Cristiano Ronaldo cabeceó a puerta.

El Deportivo se estiró en ataque, donde Juanfran, que salió de la factoría blanca, le complicó la vida a Marcelo, aunque sus centros nunca encontraron rematador y murieron en las manos de Casillas o los pies de la zaga blanca.

Riazor, que silbó al portero del conjunto madrileño para intentar ponerle nervioso, aplaudió un quiebro del argentino Fariña a Marcelo y Kroos, pero al Deportivo le faltó morder en el área contraria, probar a Casillas, meter miedo real a su adversario.

El partido tenía ritmo, ataques dóciles del conjunto gallego y respuestas amenazantes del Real Madrid, que a los 16 minutos se encontró con Lux cuando Bale tenía todo a su favor para marcar tras una jugada personal de Benzema.

Al Deportivo se le empezó a ir el partido en un saque de esquina en el que desesperó a su entrenador porque Medunjanin sacó en corto cuando los dos centrales blanquiazules, auténticos muros, esperaban en el área, y el Real Madrid robó el balón y salió a la contra con velocidad, sin consecuencias en el marcador, pero sí en el ánimo del rival.

Empezó a temblarle el pulso a Germán Lux bajo los palos, Arbeloa subió la banda con más frecuencia y el Madrid encontró el primer gol en un centro del lateral que cabeceó Ronaldo tras un espléndido salto en el que aguantó un par de segundos suspendido en el aire hasta cazar el balón y sorprender al portero del Deportivo.

El portugués celebró por primera vez un gol en Riazor y el Madrid dio rienda suelta a sus virtudes hasta el descanso.

Un zurdazo del colombiano James Rodríguez que se coló por una escuadra deportivista castigó un poco más al equipo coruñés y, cuatro minutos antes del descanso, el campeón de Europa dejó el partido resuelto.

Fue en un contragolpe en el que Lux se precipitó ante Benzema, al que derribó a 40 metros de la portería y que habría podido costarle la roja, pero el árbitro aplicó la ley de la ventaja, Cristiano Ronaldo recogió el balón y anotó a distancia.

El Deportivo parecía muerto al descanso, pero Víctor Fernández lo reanimó desde el banquillo con la entrada de Cavaleiro y Juan Domínguez, y un penalti polémico por mano de Sergio Ramos le reavivó en el campo.

Medunjanin lo transformó y el equipo coruñés se soltó en ataque, fue a por el Real Madrid, pero solo ocho minutos, hasta que Ancelotti respondió sentando a Benzema y dando entrada a Illarramendi.

El Madrid acabó de calmar las aguas con el cuarto tanto, obra de Bale tras un pase en profundidad de Marcelo, y se gustó.

Con asistencia de Isco, suplente en Riazor, y otra diana del galés, que la picó de vaselina ante Lux, amplió la cuenta y Ronaldo, que la había abierto, firmó su triplete tras una pérdida de Diakité.

Toché acortó la ventaja blanca de cabeza y el mexicano Chicharito, con una volea a la escuadra y otro disparo al fondo de la red, cerró la goleada más amplia del Real Madrid en La Coruña.

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