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Once milicianos pro gobierno muertos en combates por el control de Bengazi

Los enfrentamientos tuvieron lugar en las localidades de Groth y Hawari, donde las unidades de Hafter chocaron con las milicias islamistas "Maylis al Shura"

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Al menos 11 hombres de las fuerzas del general Jalifa Hafter, al que apoya el gobierno internacionalmente reconocido en Toubruk, murieron en combates librados en las últimas horas en los alrededores de Bengazi, informaron hoy a Efe fuentes de Seguridad.

Según las mismas, los enfrentamientos tuvieron lugar en las localidades de Groth y Hawari, donde las unidades de Hafter chocaron con las milicias islamistas "Maylis al Shura", afines al Parlamento rebelde instalado en Trípoli.

Un portavoz de las citadas milicias islamistas indicó a Efe, por su parte, que sus filas contabilizaron un herido leve y que sus hombres lograron neutralizar dos bases de abastecimiento de Hafter en el eje de Groth, al oeste de Bengazi.

Las fuerzas del general bombardearon, asimismo, posiciones islamistas en los barrios de Boatni, Sabri al-Hawari y Rulrh, en el centro de Bengazi, sin que se tenga conocimiento de víctimas, agregó el portavoz de las milicias.

Los combates se suceden en diferentes partes de Libia pese al reinicio el martes de las negociaciones de paz en el oasis meridional de Ghadamés, bajo el auspicio de Naciones Unidas.

Desde entonces y hasta este sábado se han contabilizado más de un centenar de muertos solo en la región de Bengazi, segunda ciudad del país, sitiada por las huestes afines al gobierno en Toubruk.

La urbe es testigo de combates desde que el pasado mayo Hafter, un exoficial del Ejército del derrocado dictador Muamar Gadafi que con el tiempo se convirtió en uno de los principales opositores en el exilio, lanzara una operación, con apoyo de la aviación y la artillería, para tratar de debilitar la influencia del Parlamento cesante y rebelde de Trípoli.

Desde entonces, Bengazi padece continuos y progresivos cortes de luz y agua, además de problemas de abastecimiento de carburantes, comida y otros productos de primera necesidad, además de ser escenario de supuestos crímenes de guerra.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en octubre de 2011 la OTAN apoyara con bombardeos aéreos a los rebeldes y contribuyera a derrocar el régimen dictatorial de Muamar Gadafi.

Desde entonces, esta nación mediterránea está dividida, con un gobierno rebelde en Trípoli y otro internacionalmente reconocido en Toubruk, que luchan por el control de la política y de los recursos naturales -en especial el crudo- apoyados por seguidores del antiguo régimen, milicias islamistas y nacionalistas, líderes tribales y señores de la guerra que trafican con armas, personas y drogas.

El martes, las facciones en combate reanudaron las negociaciones de paz, de forma indirecta y secreta en Ghadamés, bajo la mediación del enviado especial de la ONU para el conflicto libio, Bernardino León.

En una rueda de prensa ofrecida en la citada localidad del desierto, el diplomático calificó este nuevo contacto de "positivo" y explicó que su primer objetivo es fijar un mecanismo que permita frenar los combates que desde hace tres semanas desangran el país, en particular la ciudad de Bengasi.

Está previsto que las partes vuelvan a reunirse, ahora de forma directa, el próximo 17 de febrero, en una zona aun por determinar del territorio libio, que podría volver a ser el oasis de Ghadames.

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