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El Puerto

Cociendo un tripartito a fuego lento

David de la Encina se postula para ser el próximo alcalde portuense oportunidad. Tanto PSOE, Levantemos El Puerto como Izquierda Unida son conscientes de la ocasión perfecta para el relevo en la Alcaldía.

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Unirse en lo común y negociar en lo que separa. En líneas generales y simplista están siendo los encuentros que vienen manteniendo tanto PSOE, Levantemos El Puerto como Izquierda Unida. Todos con todos. Todos contra uno.

El objetivo es bien claro: moldear, ajustar, negociar y encontrar -el gran deseo- un punto de unión. Llevar a la práctica un gobierno que se viene cociendo desde el minuto uno, justo después de que se conocieran los resultados  electorales del 24 de mayo.

La oportunidad se presenta única e histórica de aprovechar, de ahí que unos y otros se empeñen en que todos los contactos tengan un feliz final. Cada uno lo interpreta de una forma bien diferente, como pudiera ser -para el caso de investirse-  el próximo equipo de Gobierno portuense.
Paradójicamente, el más joven, Antonio Fernández (IU), es el que ha pretendido dar la calma y la prudencia, evitando la palabra “tripartito”.

Es decir, la unión de las tres fuerzas de izquierdas que pretenden hacerse con la Alcaldía de Peral. Si bien fue el primero que delante de la prensa marcó sus pasos a seguir, del mismo modo, quiso impregnar de “responsabilidad” y “respeto” los pasos a seguir próximamente.

El segundo en discordia, y el que más meridianamente se ha pronunciado, ha sido el líder socialista, que en un primer momento ya espetó que no pactaría con el PP y que para el caso de no conseguir un acuerdo con las fuerzas anteriormente citadas, “respetaría un gobierno minoritario” popular, pero eso sí, ”no lo apoyaría”.

David de la Encina, lejos de posicionarse en la ambigüedad y en el juego de palabras para contestar sin decir nada, sí se postuló para ser “el alcalde de El Puerto”.

La argumentación es bien evidente, los socialistas han conseguido obtener los mejores guarismos y han sumado un 50% más de concejales, siendo, tras los populares, la segunda fuerza política de la ciudad.

El triángulo lo cerró el más veterano, el alcaldable por Levantemos, José Antonio Oliva, que impuso “los programas a los sillones, lo otro ya se verá, ahora no toca”.  

Eso en rueda de prensa. En la penúltima reunión mantenida con el PSOE, (habrá próximas en las siguientes horas o días) aparecieron los primeros choques y las primeras divergencias. A Oliva poca gracia le hizo la actitud mostrada por los sociaistas durante el encuentro mantenido.

Prepotencia socialista

“Esperaba que fueran más humanos, que tuvieran menos arrogancia y menos prepotencia. Si no hay cambios ahora, vamos al político de siempre. No me gustó el talante mostrado, el respeto debe primar”, apuntó.

El líder de Levantemos El Puerto desgranó las diferencias mostradas. “Las medidas básicas para llegar a un acuerdo como los salarios máximos para nosotros, tal y como hemos anunciado, no es un problema, para ellos parece que sí lo es”.

La formación entiende que todos los cargos incluído el alcalde debe tener un tope salarial fijado en 1.800 euros. “Los ciudadanos tienen que ver que hay un cambio”, repite. Como factor determinante tiene que “haber un gobierno de garantía, que lo pactado hoy tenga continuidad”.

Según éste, David de la Encina afronta las negociaciones al blanco o negro y de forma visceral. O hay un entente con él de alcalde o rompe y dejará que gobierne en minoría el Partido Popular.
El alcaldable reconoce abiertamente que pese a todo “no vamos a favorecer a ningún partido de derecha”. Aunque Oliva sigue tendiendo la mano y “seguimos abiertos a próximos contactos, pero eso sí, con garantías”.

Paradójicamente, para el caso de una hipotética investura que otorgara la Alcaldía a De la Encina el próximo sábado 13 de junio, sería el propio José Antonio Oliva el que entregase el bastón de mando a éste.

Denominador común

Si hay algo claro que se desprende de todos ellos es que se sienten protagonistas de un cambio que pueden realizar más pronto que tarde. El gobierno planteado resulta de una amalgama de colores que, sin ser fácil, encaje y fluya en la predisposición de mantener cuantos encuentros sean necesarios para alcanzar finalmente un entente satisfactorio.

En la bancada de frente está el actual partido más votado de los comicios, el Partido Popular, pero que no domina la situación y mucho menos se asegura el poder y seguir gobernando. Los populares no dependen de ellos.

Tendrán que esperar a que no resulte la alianza tripartita. El horizonte es cuanto menos complicado para hallar en él una tranquilidad que augure una gobernabilidad ante un peaje y un desgaste más que asegurado para toda una legislatura. El escenario en el que se puede encontrar es discutido y discutible.

Buena muestra de ello  y que pudiera servir como un botón, resultó el Pleno extraordinario celebrado el pasado miércoles, que ofreció una imagen perfecta y pudiera extrapolar a uno futurista. 

Disparidad de criterios y un choque de trenes continuo. Inestabilidad y debilidad. Para rizar el rizo del deshielo, Leocadia Benavente -número 2 en las elecciones de 2011- rompió la disciplina de partido votando en contra ante la sorpresa de unos y de otros.

El nerviosismo y el mutismo toman terreno con unas matemáticas que no salen. La calculadora en la mano y una unidad frente al PP. El denominador común, la unión de fuerzas de izquierda y las intenciones que desbancaría a los populares, harán el resto. El tripartito se cuece a fuego lento.

El 13 de junio habrá alcalde, sí o sí

Es la opción más fácil y que menos quebraderos de cabeza implica, tanto para los partidos como para los propios ciudadanos, que, sí o sí, tendrán un alcalde el próximo día 13 de junio, tal y como marca la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) en sus artículos 195 y 196.

En concreto, la normativa marca que “las corporaciones municipales se constituyen en sesión pública el vigésimo día posterior a la celebración de las elecciones” (13 de junio), salvo que se haya presentado algún recurso contra los concejales, por lo que se constituiría el cuadragésimo día posterior a los comicios.

En el caso de que nadie lograse la mayoría absoluta, la ley establece que “es proclamado alcalde el concejal que encabece la lista que haya obtenido mayor número de votos (en este caso Alfonso Candón). En caso de empate, se resolverá por sorteo”.

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