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De la fraternidad a la devoción

La sagrada imagen de San Antonio de Padua recorrió las calles de la feligresía de San Francisco bajo las habituales muestras de apoyo y fervor popular. El santo, desprovisto en esta ocasión de su típico hábito franciscano, contó con el acompañamiento de otras hermandades, del Consejo Local, de la Ig

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  • La procesión. -

La celebración de la onomástica de San Antonio contó con un acto a su medida organizado desde la hermandad del santo. Después de la emotiva liturgia que tuvo lugar a las 20.00 horas del sábado en la parroquia de San Francisco –acto que comprendió el reparto del pan de San Antonio y la actuación del coro litúrgico de la cofradía-, la procesión salió a la calle con un gran acompañamiento del pueblo, hasta el punto de recordar en cierto modo el desfile penitencial de la hermandad en la tarde del Martes Santo.


La procesión disfrutó además del acompañamiento de la banda municipal de música Vicente Gómez Zarzuela, del párroco y coadjutor de la parroquia, los sacerdotes Manuel Rodríguez Salas y Salvador Marín, así como de representantes de otras hermandades y del propio Consejo Local de Hermandades y Cofradías, en el caso de su presidenta, Mari Nieves Sánchez. Asimismo, se pudo comprobar la presencia de la nueva Corporación municipal, representada por el teniente de Alcalde y nuevo delegado municipal de Urbanismo, Manuel Garrucho, pértiga en mano, acompañando a los responsables de la hermandad.


El paso del santo se presentó a la vista de todos con colores muy primaverales, luciendo las flores multicolores que se utilizaron los días previos de la salida procesional para los actos del triduo; flores que en su gran mayoría fueron donadas por los propios hermanos como ofrenda a sus sagrados titulares.


Destacar, cómo no una vez más, el buen quehacer de las hermanas que portaron la imagen del santo, dirigidas por la capataz Paqui Roldán. A diferencia de otras ocasiones, la talla de San Antonio apareció sin el típico hábito franciscano.


La procesión, una vez partió del templo parroquial, se adentró por las calles de la feligresía con la caída de la noche, para permanecer desfilando en torno a dos horas. Una convivencia entre hermanos de la cofradía y amigos pondría el punto y final a una hermosa velada de devoción.

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