Este Betis tiene algunas carencias y ha de corregirlas, bien a base de cambios de sistema o si no, deberá tirar en enero de chequera, para paliar, tal y como admitió el director deportivo del club verdiblanco, Eduardo Macià, ciertas deficiencias del pasado verano en la planificación del plantel.
Una de ellas, sin duda alguna, reside en la banda zurda del equipo de las trece barras, lugar del campo donde los experimentos deportivos del entrenador, hasta ahora, no han surtido el efecto deseado.
Ni Varela o Vargas como laterales profundos ni la incursión de Rubén Castro en la citada posición del terreno de juego; han sido de utilidad siquiera para parchear el enorme déficit del Betis que arrastra además desde hace años.
Una tesitura que los adversarios tienen en cuenta y como el pasado sábado frente al Espanyol, la ponen al servicio de sus intereses, como no podía ser de otra manera.
Y es que la participación de Joaquín en exceso se está convirtiendo en un arma de doble filo. En favor del rival, que se percata de la elevada importancia ofensiva del portuense para los heliopolitanos; y en contra del Betis, cuya arma se transforma en un quebradero de cabeza para el equipo, falto de jugadores de creación y con capacidad para aglutinar en ataque la suficiente imaginación que surta a los delanteros de oportunidades claras de gol.
En este sentido, los números muestran que en el Villamarín, la coyuntura es todavía más acuciante. Lo dicho, toca buscar alternativas.
Vargas se resiente de su lesión
El lateral peruano está pendiente de nuevas pruebas ras abandonar este martes la sesión de entrenamiento como consecuencia de unas nuevas molestias en su rodilla derecha lesionada recientemente. Por otro lado, ni Jorge Molina ni el alemán Westermann se han ejercitado. El ariete de Alcoy padece una lumbalgia aguda, mientras que el central padece una elongación en el vasto interno de la rodilla derecha.
