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El desamparo de un jienense anónimo

La familia de Alfonso Siles Jandra denuncia la falta de atención de la compañía de seguros ‘Arag’ y de la embajada española en Polonia

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  • De naranja, Alfonso. -

Casi a la misma vez que los periodistas españoles Antonio Pampliega, José Manuel López y Ángel Sastre, secuestrados en Siria, eran repatriados por el Gobierno de España, una familia jienense vivía un ‘calvario’ al intentar traer a Jaén a uno de sus miembros, en coma y hospitalizado en una ciudad de Polonia, y encontrar negativas en la compañía de seguros y en la embajada española en el país para repatriarlo a España. Lo que debería de haber sido un viaje de ocio para celebrar la jubilación del padre de familia, se convirtió en un suplicio, que finalizó con la muerte del paciente en el Complejo Hospitalario de Jaén.

La legislación española contempla que el ciudadano que quiera ser repatriado debe dirigirse al consulado español del país donde reside, o bien al consulado español del país más próximo, ya que no se puede tramitar desde España. Valorada la situación económica del ciudadano, el Ministerio de Asuntos Exteriores decide sobre la repatriación, aunque también se recoge que la ayuda económica se debe devolver. Sin embargo, el Gobierno español no ofreció ninguna facilidad al respecto.

La familia del jienense Alfonso Siles Jandra denuncia “la falta de atención de la embajada española en Polonia”, que se negó a repatriar a este jienense de 63 años desde una ciudad polaca cercana a Wroclaw, donde fue atendido sanitariamente por una fibrilación ventricular mientras se encontraba en un viaje de ocio para celebrar su jubilación. Ni la embajada ni la compañía de seguros contratada (Arag) atendieron a la familia, negándoles el derecho de repatriación de Alfonso Siles, aún estando en un estado de salud muy crítico y hospitalizado, según explica uno de sus hijos. La compañía le reclamaba 22.000 euros y desde la embajada le decían que el estado español no podía ayudarles porque  no contempla la repatriación de ningún súbdito español. Sin embargo, en la familia estaba muy presente el caso del religioso español Miguel Pajares, de 75 años, que se convirtió en el primer ciudadano europeo con ébola en ser repatriado al continente.

Ante esta negativa, su hijo, Daniel Siles, denuncia “la falta de protección y el agravio comparativo entre españoles, ya que parece ser que que todo depende del estatus social que se tenga”, en referencia a otros casos mucho más mediáticos
Alfonso Siles inició el viaje junto a su mujer, Mercedes Martínez, y otros familiares (ocho jienenses en total) el 17 de abril de este año y  falleció el pasado 9 de mayo, en el Complejo Hospitalario de Jaén, donde denuncia el trato recibido, tras la buena atención en dos ciudades extranjeras hasta llegar a Jaén.

Un viaje fatal
La primera parada del viaje fue en Varsovia (17 de abril), pero fue en la ciudad de Wroclaw (20 de abril) cuando Alfonso Siles Jandra sufrió una fibrilación ventricular que lo dejó en coma, al haber estado 35 minutos sin oxígeno en el cerebro. Los hechos sucedieron en el autobús. Al echar el asiento atrás, emitió un fuerte ronquido y quedó inconsciente. Su cuñada lo reanimó y en seguida llegaron los servicios sanitarios polacos y lo trasladaron al hospital, en estado de coma profundo.

Es entonces cuando comienza el suplicio para la familia. Su hijo Daniel se desplazó hasta la ciudad polaca para gestionar con el seguro la cobertura que les ofrecía y la respuesta de la compañía fue que “no repatriarían el cuerpo de su padre, que no lo cubrían”. Si la familia quería hacerlo tenía que abonar 22.000 euros.

El 21 de abril Alfonso Siles fue trasladado al hospital de Wroclaw, donde le hicieron un encefalograma. Al día siguiente, la familia conoce el estado “tan crítico” en el que se encontraba Alfonso y consiguen que lo vea un neurólogo especializado. La compañía de seguros ‘Arag’ le pide el informe médico, que se lo envía el sanitario responsable. El 25 de abril, la compañía les comunica que “no procederán a la repatriación de Alfonso, que no se ajusta a las cláusulas del contrato fijado”, explica su hijo. Desde ese mismo día Alfonso Siles estaba preparado para volar, pero el tiempo corría en su contra. Es entonces cuando el hijo contacta con la embajada española en Polonia e, igualmente, le dicen que no van a repatriar a su padre. “No lo puedes entender cuando se trata de una persona que ha cotizado a la Seguridad Social española casi cincuenta años”, lamenta Daniel Siles.

Tras días de sufrimiento y desesperación, averiguan que es la compañía de seguros MAPFRE (seguro obligatorio del viaje) la que aprueba el vuelo de Alfonso hasta   Granada y desde el aeropuerto Granada-Jaén a la capital en una ambulancia medicalizada. La traducción del informe médico que requirió MAPFRE a la familia para evaluar la aprobación, la tuvo que pagar ésta, aún siendo el traductor de la embajada.

La familia no pudo viajar en el mismo avión que Alfonso Siles y tuvieron que buscar  otro vuelo, que finalmente les permitió viajar desde Wroclaw a Frankfurt y hasta Madrid, llegando a Jaén el 1 de mayo, igual que Alfonso Siles, que ese mismo día ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos del Complejo Hospitalario de Jaén. Coincidiendo con los días de puente por la festividad del Día del Trabajo, “comenzaron los problemas en el Complejo Hospitalario”, según Daniel Siles.  Hasta el 3 de mayo no le hicieron pruebas y, al día siguiente,  uno de los médicos que valoró a Alfonso comunicó a la familia que estaba en estado de muerte cerebral.  Según su hijo, la familia va a presentar una queja formal a este médico, ya que otra doctora, que lo vio el 5 de mayo, les confirmó que no estaba en muerte cerebral. Finalmente, a las 17:15 horas del pasado 9 de mayo  Alfonso Siles murió. “Estamos estudiando qué acciones legales tomar y no vamos a permitir que lo que le ha ocurrido a mi padre caiga en saco roto. Que sepan los españoles que si te pasa algo fuera de tu país no te van a ayudar en nada, a no ser que seas de un estatus social determinado”, termina el hijo. 

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