Hay días en los que te colocas delante del ordenador y ves la maqueta completamente blanca esperando ser rellenada a golpes de juntar letras que cuenten historias, que hagan análisis de la actualidad, que viertan noticias o que, simplemente, alimenten rumores que, como se dice en esto del periodismo, es la antesala de la noticia, aunque muchas veces esos rumores, si no tienen fundamentos, se quedan en eso, en rumores...y te quedas como la maqueta y no sabes qué contar.
Y entonces vas y tiras de nostalgia, le das a la moviola de los tiempos pasados, que no sé si fueron mejores o peores, pero fueron, y te da de bruces con esos rumores que en las canículas de mis comienzos en este mundo de contar cosas se convertían en las llamadas serpientes de verano, esas noticias que nunca eran, que hablaban de cosas que nunca pasaron ni iban a pasar pero que daban pie a que la gente leyese los periódicos y que a las páginas, en tiempos en los que la información local no era excesivamente intensa, se les diese el debido contenido.
Eran las serpientes de verano o eran esas noticias, que el ilustre Urbano, seudónimo del gran Sebastián Argudo Rivero, periodista y columnista en La Voz del Sur de los años 50, 60 y 70, decía que botaban sobre el asfalto hasta que un día, Falcón, Enrique, redactor jefe por más señas, con su peculiar gracejo sevillano le dijo “a ver si de tanto botar algún día las coges”.
En esas me encontraba este lunes cuando me senté en mi mesa de redacción. ¿Qué cuento? ¿Qué escribo? ¿Qué analizo? Porque me entraban ganas de entrar en lo que las redes sociales han vomitado de maldad humana tras la muerte por asta de toro de Víctor Barrio, que dedicó su vida al toro y el toro Lorenzo se la segó en Teruel, pero me dije que no...; me rondaba la idea de hablar del Gobierno que no se sabe si será o se quedará para las urnas de diciembre, pero entendía que para qué, qué iba a solucionar; leyendo las cosas jerezanas que se han perdido en el tiempo pensé en entrar en lo que fue mi Jerez y en lo que ya no es en lo económico y en lo laboral y hasta estaba optando por volver a referirme al casco histórico...pero, no, y al final llegué hasta el punto y final.