El FPE concluyó su reunión, dentro de la cumbre del G-8 que se celebra en L’Aquila, con un comunicado en el que sus 17 miembros acordaron fijar como meta la reducción del calentamiento global medio en 2 grados Celsius, pero no lograron fijar porcentajes para recortar las emisiones de gases contaminantes.
En declaraciones a los medios de comunicación tras la reunión, acompañado de los primeros ministros de Italia, Silvio Berlusconi, y de Australia, Kevin Ruud, Obama reconoció que “no es fácil superar las diferencias sobre el cambio climático”.
Aún lo es más, indicó, en tiempos de crisis económica global, cuando se puede pensar que las medidas para atajar el cambio climático perjudicarán las posibilidades de recuperación.
Sin embargo, aseguró que todos los países deben participar en la solución de un problema que se hace cada vez más urgente: “Los hielos se están derritiendo, la lluvia se vuelve cada vez más ácida”, dijo Obama, que insistió en que “ningún país puede lograrlo solo”.
El presidente estadounidense tuvo palabras de elogio para el presidente mexicano, Felipe Calderón, al afirmar que había presentado propuestas “imaginativas” para la financiación de tecnologías limpias y adaptación al cambio climático de los países en desarrollo.
El FPE, formado tanto por países desarrollados como economías emergentes, acepta la meta de un aumento del calentamiento medio global de dos grados Celsius, objetivo que ya suscribieron los países del G8 –Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Canadá, EEUU, Japón y Rusia– en la reunión de anteayer.
Este acuerdo es el primero entre el G-8 y el G-5 –las principales economías en desarrollo: México, Brasil, China, India y Sudáfrica– sobre asuntos climáticos.
Pero el FPE, aunque expresa su compromiso con las reducciones de emisiones a medio plazo, no fija porcentajes de emisiones a reducir ni para 2020 ni para 2050, en una nueva evidencia de las divisiones en torno a este problema.
El G-8 se había comprometido el miércoles a reducir sus emisiones en un ochenta por ciento con respecto a los niveles de 1990 en adelante a partir de 2050.
En su comunicado, los 17 miembros del Foro aseguran que continuarán sus negociaciones los próximos meses, hasta la reunión de Copenhague, para lograr “un resultado notable”.
Expresan también la intención de adoptar medidas “significativas” y “con prontitud” a medio plazo para recortar sus emisiones en el año 2020.
Los 17 explican en su comunicado que trabajarán “para identificar un objetivo para reducir sustancialmente las emisiones globales para 2050”.
Se comprometen también a ayudar a los países en desarrollo a adaptarse a los efectos adversos del cambio climático y a establecer una alianza global para la promoción de tecnologías limpias.
En declaraciones a la prensa, el negociador sobre cambio climático del equipo estadounidense, Todd Stern, destacó los avances logrados, e indicó que se trata de la primera ocasión en que los países en desarrollo se comprometen a adoptar medidas significativas a medio plazo.
Previamente, el presidente estadounidense había afirmado, tras una reunión con su colega brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que aún queda tiempo para lograr un consenso antes de la reunión clave de Copenhague.
Pero el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, afirmó que los compromisos sobre medio ambiente alcanzados en la cumbre del G-8 son “bienvenidos, pero insuficientes”.
Ban abogó por que la temperatura media global no aumente más de dos grados y que el mundo reduzca las emisiones de CO2 en un 50% para 2050.
Ban convocó una Conferencia Global sobre Cambio Climático, que se celebrará el 22 de septiembre en Nueva York, justo antes de la cumbre del G-20 que tendrá lugar en Pittsburgh (EEUU).