El congreso internacional que, con motivo del IV Centenario de Murillo, ha sido inaugurado hoy en Sevilla tratará de "poner a Murillo en el lugar que le corresponde", según ha dicho el presidente del comité científico de esta reunión, el historiador del Arte Benito Navarrete.
Profesor de la Universidad de Alcalá de Henares y autor de "Murillo y las metáforas de la imagen", publicado en noviembre pasado también con motivo de la celebración del Año Murillo, Navarrete ha explicado a los periodistas que la obra de Murillo siempre ha llegado con mucha facilidad al público y que, precisamente por esa facilidad, también ha sido "fácilmente manipulable".
Navarrete ha coincidido con Javier Portús, quien ha pronunciado esta mañana la conferencia inaugural del congreso, en la idea de que Murillo debe ocupar un lugar más destacado en el panorama de la pintura universal y obtener un reconocimiento internacional como el de -ha puesto Navarrete como ejemplos- Velázquez o El Greco.
Pese a la dispersión que ha sufrido su obra -en buena parte por los saqueos napoleónicos- es el pintor del que más obra se conserva después de Velázquez, en España y, sobre todo, en Sevilla, según ha señalado Navarrete, quien ha abogado por trascender la identificación de lo Murillo "con lo local" por sus valor como "pintor universal".
"Como un sevillano independiente que cumplió con su ciudad", en la que fundó la Academia del Arte de la Pintura, ha definido Pablo Hereza, a Murillo en la presentación, también esta mañana del libro "Corpus Murillo: Biografía y Documentos".
Conservador del Museo de Jaén y del Museo de Bellas Artes de Córdoba, Pablo Hereza ha reunido en este volumen de casi 700 páginas el conocimiento integral del pintor a través de su trayectoria vital y su producción histórica, de modo que reúne, según su autor, "la certeza sobre Murillo", ya que todos los datos reunidos en la obra se remiten a documentos históricos.
Por ese motivo ha incidido en que la información reunida en esta obra carece de las interpretaciones, suposiciones, creencias e invenciones literarias "que han acompañado al pintor" que, por las mismas, "se había convertido en un personaje acomodaticio, tanto para lo bueno como para lo malo".
Hereza ha advertido que la vida y la obra de Murillo no se entenderán desligados de su momento histórico en una ciudad "tan compleja y contradictoria" como la Sevilla del barroco, a la que está "indisolublemente unido" y en la que durante su vida convivieron 73 congregaciones religiosas -45 de ellas masculinas- que disputaban por diferenciarse entre sí salvando almas y haciendo la caridad.
En aquel "competitivo mercado sevillano" del arte Murillo nunca mostró ningún interés por Velázquez y, según revelan también los documentos relacionados con su vida y los encargos que recibió, "se volcó en su trabajo de manera desenfrenada" una vez que enviudó, sin volver a casarse como era tan habitual entonces.
Sus preocupaciones económicas se debieron "a la supervivencia y bienestar familiar", según ha concluido Hereza.
A este libro seguirá la publicación durante este año y el próximo de "La Fortuna de Murillo, de María de los Santos García; "La escritura e iluminación de libros y documentos en la Sevilla de Murillo", de Rosario Marchena; y "La escuela de Murillo", del catedrático de la Universidad de Sevilla Enrique Valdivieso, entre otras obras críticas relacionadas con el genio sevillano.
En el congreso internacional, que se celebrará hasta el jueves, efectuarán ponencias 57 especialistas en Murillo o en otros pintores de la época o que guardan relación con él, procedentes de museos e instituciones académicas de todo el mundo.
