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Opel Insignia Grand Sport: una berlina de grandes garantías

Una gran berlina, con un consumo contenido para este tipo de vehículos y un interior muy espacioso que atrae por su diseño

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El Opel Insignia ha estrenado una nueva generación, la segunda, que presenta una imagen más moderna y dinámica que la anterior y que tiene el difícil papel de reeditar el éxito de ventas que, dentro de la marca, tuvo el modelo al que ha sustituido.

Pero no lo tiene fácil, porque el actual momento no es el mejor para las berlinas, que no paran de perder ventas por la imparable llegada de nuevos modelos SUV (todocamino), que han pasado a ocupar el primer puesto en cuanto a las preferencias de los conductores.

El nuevo Insignia ha sido desarrollado y producido por General Motors (GM), que en marzo del pasado año decidió vender Opel y su filial en el Reino Unido, Vauxhall, al Grupo galo PSA (Peugeot, Citroën y DS) por 2.200 millones de euros.

La berlina alemana se presentó en el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra (Suiza) de 2017 y se fabrica en la planta que tiene Opel en Rüsselsheim (Alemania).

 De la primera generación, la cual fue elegida como Coche del Año en Europa en 2009, se llegaron a vender 940.000 unidades, lo que le convirtió en el cuarto modelo más vendido de Opel.

El Insignia con carrocería familiar (Grand Sport), deja unas sensaciones muy positivas, ya que ha sido muy cuidado en su fabricación.

Monta un propulsor de gasolina de 1.5 litros, que entrega 165 CV de potencia, tracción delantera y caja de cambios automática secuencial de seis velocidades.

Las prestaciones que ofrece la carrocería Grand Sport en comparación con la berlina son múltiples en cuando a comodidad y funcionalidad, sin olvidarse del placer de conducción y de la tecnología a bordo.

Se desenvuelve con bastante brío y su baja altura, de 1,45 metros, le proporciona un mayor centro de gravedad que le confiere un mayor agarre al asfalto y una mayor sensación de control en cualquier  situación.

Su consumo medio homologado es de 6,1 l/100 kilómetros, aunque en la prueba se ha situado en los 7,3 l/100 km, una cifra nada despreciable para un vehículo de casi 5 metros de longitud y 1.472 kilos de peso, 175 menos que la primera generación.

 La carrocería de este modelo es 59 kilos más ligera que la de su predecesor, la longitud se ha incrementado en 55 milímetros (mm), la batalla es 99 mm más larga y el techo se ha bajado 29 mm.

A pesar de este incremento de cotas, se maneja con facilidad en ciudad por una dirección que es cómoda para maniobrar.

En carretera es donde más se aprecia el buen comportamiento del que hace gala el Insignia gracias al tacto y a la fiabilidad de la dirección, que permite exigirle un poco más a la hora de comprobar los movimientos de la carrocería que se observan y ante los que el vehículo responde con seguridad.

 La transmisión automática secuencial de seis velocidades es un punto a tener muy en cuenta por agrado y  confort de marcha. Los cambios de relación son largos, por lo que el motor trabaja a bajas revoluciones, algo característico de los propulsores de Opel para lograr consumos reducidos.

Otro aspecto a valorar es la suspensión que monta el Insignia Grand Sport, que absorbe con exactitud y firmeza las irregularidades del terreno sin que se produzcan rebotes acusados en el interior del habitáculo,  lo que se traduce en un confort de marcha alto.

Del equipo de frenos indicar que no son de los considerados secos y con una mordida muy inmediata. Actúan con progresividad y sin hacerse notar.

En el interior del habitáculo el sonido que se percibe es nimio, gracias a un gran sellado del vehículo que no permite que pase el ruido de la rodadura ni del propulsor.

Los asientos delanteros son ergonómicos -con certificación AGR- eléctricos e incorporan la función de calefactado y refrigerado. Además, se pueden configurar en función de la anchura de la espalda de piloto y copiloto.

 En las plazas traseras el espacio para los pasajeros es bastante amplio, sobre todo en las posiciones laterales -incorporan anclajes Isofix- donde se ha ampliado el hueco para las rodillas y para los hombros.

 Con un conductor de 1,75 metros, el pasajero que se ubique detrás de él dispondrá de espacio suficiente tanto a la largo como a lo alto, por un techo que no resta mucho sitio a la cabeza a pesar de que exhibe una línea que imita a la de un coupé.

Ahora bien, la plaza central trasera puede llegar a ser un poco incómoda en trayectos largos, debido a la dureza del apoyabrazos y a un túnel central que obliga a molestar a los acompañantes de los asientos  laterales en la búsqueda de espacio para las piernas.

El maletero cubica 490 litros, 50 menos que el modelo de la primera generación, y si se abate la segunda  fila de asientos se alcanzan los 1.450 litros de capacidad.

En cuanto a los sistemas de ayuda a la conducción, el coche ofrece los faros matriciales Intelli Lux LED  de segunda generación, el control de velocidad adaptativo (ACC) y la asistencia activa de mantenimiento de carril con corrección automática de la dirección.

Otro de los sistemas de ayuda a la conducción que monta este modelo son los detectores de ángulo muerto, la cámara trasera, la cámara de visión de 360 grados y el Head Up Display, que proyecta información a color en el parabrisas como la velocidad, el cuentarrevoluciones, algunas direcciones del navegador y el reconocimiento de señales.

Por otro lado, el sistema multimedia IntelliLink es compatible con Apple CarPlay y Android Auto y el teléfono inteligente se puede recargar mediante un cargador inductivo.

Además, la consola central está presidida por una pantalla táctil de 8 pulgadas mediante la que se puede  controlar el navegador, el sistema multimedia, el teléfono móvil y los sistemas de conectividad, entre otros.

 Si se analiza con detenimiento la conectividad a bordo, estamos ante una de las berlinas mejor  conectadas del mercado, ya que cuenta con un punto de acceso Wi-Fi para los ocupantes del vehículo, así como el sistema Opel OnStar, que dispone de un asistente personal y de la llamada de emergencia de forma automática en caso de accidente.

En definitiva, el Insignia Grand Sport es una gran berlina, que tiene un consumo contenido para este tipo de vehículos y un interior muy espacioso que atrae por su diseño.
Este tipo de vehículos parecen haber quedado relegados a un sector destinado al transporte de viajeros o al sector empresarial, pero el Insignia Grand Sport es una apuesta sobre seguro.

En enero de este año, menos de un año después del inicio de las ventas, Opel alcanzó los 100.000 pedidos en Europa de la segunda generación del Insignia, que está disponible en las versiones Grand Sport (berlina de cinco puertas), Sports Tourer (familiar), Country Tourer (familiar aventurero) y GSI (deportivo), con tracción a las cuatro ruedas y en niveles de equipamiento que van desde el Selective, hasta el tope de gama Exclusive.

 Su precio (30.736 euros) le sitúa en la parte baja de la tabla frente a su competencia.

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