Un día después de la contienda en la que participaron de forma activa unas cincuenta personas y un millar salieron a la calle, el vecindario se encuentra en una situación que una fuente de la Policía Local describió ayer a Efe como de “calma tensa, pero calma al fin y al cabo”.
También el despliegue policial en la zona ha vuelto a la normalidad, sin ningún dispositivo especial pero con “vigilancia itinerante” por parte de las patrullas asignadas al distrito centro, que pasan frecuentemente por las calles Tomas Rullán y Regal y la plaza Fra Juan Alzina, donde se originó el altercado.
Las labores de vigilancia son hoy más de carácter preventivo que activo.
La pelea que pudo comenzar en una disputa entre una pareja de etnia gitana y un vecino del barrio de nacionalidad nigeriana por unas gafas de sol.