El desgaste ha quitado lustre a la vajilla con la que se agasaja a los invitados en los banquetes presidenciales franceses, pero su renovación le ha pasado factura al Elíseo, obligado a justificar, en plena época de recortes, un gasto que algunos medios elevan al medio millón de euros.
La reputada manufactura de Sèvres, encargada desde 1848 de los servicios de mesa del palacio, tiene en sus manos la elaboración de los 1.200 nuevos platos, 900 lisos y otros 300 de pan, cuyo coste el Estado sitúa en 50.000 euros.
Ese cálculo, denunció esta semana el satírico "Le Canard Enchaîné", es la cantidad destinada a pagar a los 30 artistas y diseñadores que participaron en el concurso público, cuyo ganador, Evariste Richter, fue escogido por la primera dama, Brigitte Macron.
Pero a razón de 400 euros los platos más sencillos, y de más de 500 aquellos con diseño contemporáneo, la cuenta final no cuadra con las pretensiones presidenciales y ha desatado una polémica no acallada por la compañía, que alega que ese es el precio habitual de mercado.
Sèvres fue creada en 1740 bajo el reinado de Luis XV y desarrollada con el impulso de la marquesa de Pompadour, favorita del monarca y mecenas de las artes francesas.
La idea, según recuerda el semanario "Le Point", era apoyar la porcelana gala frente a la competencia de la alemana de Sajonia, y desde entonces sus creaciones se han convertido en símbolo del saber vivir francés y han estado presentes en las mesas de todos los regímenes políticos, de la monarquía a la República.
Por eso, donde unos ven despilfarro del erario público, otros consideran que se trata de un apoyo a una industria del lujo.
El nuevo servicio sustituirá a los dos actualmente utilizados, uno encargado por el último presidente de la IV República, René Coty, bautizado Capraire, y otro solicitado por Jacques Chirac, llamado Constellation.
Su sucesor, Bleu Élysée (Azul Elíseo), tiene una connotación implícitamente monárquica, porque el azul de Sèvres era el color característico de las porcelanas suministradas en la época a la familia real.
El pedido del matrimonio Macron ha acaparado la atención pública en un momento particularmente inoportuno.
Justo después de acusar este martes a Italia de "cinismo" en la gestión del barco humanitario Aquarius, que el país se negó acoger en sus puertos, Macron denunció en un discurso sobre política social que el Estado dedica un "dineral de locos" a subsidios que no son eficaces.
Este último gasto, no obstante, no aparecerá directamente en las cuentas del Elíseo: las producciones de la manufactura de Sèvres, rebautizada Cité de la céramique-Sèvres et Limoges en 2009, se le ofrecen gratuitamente.
Pero su presupuesto recae de forma parcial en el erario público, dado que Sèvres está financiado en un 60 % por el Estado, con unas subvenciones que en 2017 llegaron a los 4,39 millones de euros y este año a los 4,44.
Ese giro en las cuentas también le ha valido críticas, dado que las reglas de transparencia lanzadas por los expresidentes Nicolas Sarkozy y François Hollande impiden al Elíseo que otras instituciones se hagan cargo de sus gastos.
La vajilla en cuestión, de momento, no se estrenará hasta dentro de unos años, los que tarde en completarse el proceso de fabricación, si bien se espera que un primer lote pueda ser entregado de aquí a finales de 2018.
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La nueva vajilla le sale cara a Macron
Su renovación le ha pasado factura al Elíseo, obligado a justificar, en plena época de recortes, un gasto que algunos medios elevan al medio millón de euros
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