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Jaén

Confesiones de la Noche de San Juan

‘Delirium. Laboratorio de Artes Escénicas’ representó un Vía Crucis dentro de las actividades programadas por VIVA JAÉN

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Vía Crucis 'La noche de las confesiones'.

El programa ‘Jaén Genuino’ unió la noche del 23 de junio, por segundo año consecutivo, la carrera nocturna con la tradición de la mágica Noche de San Juan y, nuevamente, de la mano de ‘Delirium. Laboratorio de Artes Escénicas’, que representó un Vía Crucis con los siete pecados capitales como protagonistas.

Fue una noche de confesiones, de fusión teatral, cultural y patrimonial, con una escenificación que partió desde la plaza Santa María hasta la de San Juan, con la calle Maestra como primera parada.

Los actores guiaron a centenares de personas en un vía crucis que arrancó con la lujuria. Ante la atenta mirada de viandantes y participantes, los actores representaron el primero de los pecados capitales. Le siguió la pereza, en plena calle Maestra, y continuó con la ‘gula’, en la plaza de La Audiencia. Esta representación sumó la participación de niños, pequeños actores que acapararon las miradas de un público expectante.

El Vía Crucis continuó hacia la plaza de Los Rosales, donde esperaba la ‘avaricia’ y en la que los actores animaron a la participación al público.

Personas de todas las edades, entre ellos muchos corredores, y especialmente gente muy joven, fue partícipe de una noche de San Juan marcada por las confesiones de los pecados, para buscar más tarde la purificación en la plaza del mismo nombre, en pleno casco antiguo. En las escaleras de la calle ‘San Juan’ esperaba la ‘soberbia’, encargada de permitir el paso de los participantes a la plaza de San Juan, para culminar el Vía Crucis con una lucha entre el bien y el mal, con centenares de personas como testigo.

El barrio vivió su particular fiesta con un espectáculo teatral escrito y dirigido por Julio Ángel Olivares, in memoria de Javier de la Torre. Más de quince actores llenaron de misterio el itinerario por el eje principal del casco antiguo.

La Noche de San Juan culminó con la presencia de todos en torno a un caldero cuyas llamas reclamaban los malos pensamientos de los presentes. Todos pudieron quemar lo malo del año lanzando a las llamas sus papeles. El tradicional rito del fuego puso fin a una noche de San Juan en la que también se pidieron deseos y que llenó de teatro el casco antiguo hasta las doce de la noche.

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