El delegado municipal de Familia e Infancia, Francisco José Salado, y la delegada municipal de Tercera Edad, Mª Ángeles Martínez Rico, han entregado los diplomas del taller ‘Enséñame a Jugar’ a las personas que han colaborado en esta iniciativa y que pertenecen a todos los centros y asociaciones de mayores del municipio, en un acto que se ha desarrollado en el Pico de Oro. “Se trata de un taller intergeneracional que se lleva a cabo en los centros educativos durante todo el curso, en el que el alumnado de primero de Primaria practica juegos tradicionales en colaboración con las personas mayores, las monitoras, el profesorado y familiares”, ha explicado el edil, destacando la gran labor realizada por los mayores, así como su implicación en este proyecto.
“Este proyecto nace de la necesidad de rescatar los juegos tradicionales que se han ido perdiendo en nuestra historia, y así, enseñar a los niños a jugar, fomentando valores como la solidaridad, el compañerismo, la comunicación y el respeto, frente al aislamiento que, en la actualidad, transmiten los juegos individualistas”, ha destacado la delegada de Tercera Edad.
Jugar es una actividad, además de placentera, necesaria para el desarrollo cognitivo (intelectual) y afectivo (emocional) del niño. El juego espontáneo y libre favorece la maduración y el pensamiento creativo. “Otro aspecto muy importante de este proyecto es la relación intergeneracional que se crea entre niños, niñas y las personas mayores a través del juego, ya que jugar no solo es una actividad exclusiva de la infancia sino un recurso excelente que se puede disfrutar en todas las edades. En este caso, los juegos tradicionales favorecen la comunicación y la relación intergeneracional”, ha incido Salado.
Por todo ello, el objetivo principal de este programa es crear un proyecto intergeneracional para el ocio y la educación a través del juego y la participación, con el fin de fomentar el desarrollo integral de sus participantes. Otros objetivos más específicos son favorecer el acceso al juego al alumnado participante, rescatar los juegos tradicionales de nuestra historia y velar para que no desaparezcan, fomentar que el juego se convierta en una vía de desarrollo sociocultural, físico y psicoemocional, así como favorecer la transmisión de normas y valores como la solidaridad, el compañerismo, tolerancia, respeto, cooperación, etc.
“Todos los juegos y canciones tradicionales que se realizan han sido recopilados por nuestros y nuestras mayores y también extraídos del libro ‘A camito camé: recopilación de juegos tradicionales chiclaneros’ publicado por la Delegación de Servicios Sociales, Familia-Infancia y Tercera Edad en el año 2010”, ha explicado Martínez Rico.
