El presidente de Filipinas ofrece un diálogo de paz a Abu Sayyaf

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, llamó a Abu Sayyaf, organización afín al Estado Islámico (EI), a poner fin a la violencia en el sur del país y se mostró dispuesto a abrir un diálogo con el grupo yihadista para lograr la paz, informaron hoy medios locales de comunicación.

"Si paran (la violencia), estoy dispuestos a ir allí, a su zona, para hablar", aseveró anoche el mandatario en un acto con las Fuerzas Armadas en Sulu, región de mayoría musulmana del sur de Filipinas y uno de los bastiones de Abu Sayyaf.

Duterte indicó que estos grupos yihadistas son los responsables de las últimas muertes de soldados en las áreas de Basilan, Sulu y Tawi-Tawi, en la región de Mindanao, una sangría que el presidente, como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, dijo que debe detener.

"No puedo permitir que mis soldados mueran y sufran emboscadas, algo que lleva sucediendo muchos años", indicó Dutertel.

El presidente apuntó a la falta de educación como la causa principal del conflicto armado en el sur y anunció la entrega de 15.000 armas adicionales a la división de infantería encargada de combatir a los insurgentes en Sulu, así como becas escolares y viviendas para mejorar la calidad de vida de los soldados.

Duterte firmó en julio la Ley Orgánica del Bangsamoro, que implementa el acuerdo de paz alcanzado en 2014 con el Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI), el mayor grupo rebelde musulmán del país, que gobernará esa región a cambió de deponer la lucha armada y renunciar a sus aspiraciones independentistas.

Esa ley es vista como la solución a la paz en la zona que ha vivido cinco décadas de conflicto armado y donde persisten milicias de grupos yihadistas como Abu Sayyaf, los Luchadores por la Liberación Islámica del Bangsamoro (BIFF) o el Grupo Maute, que se oponen a cualquier acuerdo de paz.

Abu Sayyaf fue fundado en 1991 por un puñado de excombatientes de la guerra de Afganistán contra la Unión Soviética y se le atribuyen algunos de los atentados más sangrientos de los últimos años en Filipinas y numerosos secuestros con los que se financia.