No sólo la cantidad de horas de sueño influye en la calidad del trabajo, sino que una “baja calidad” de las mismas influye en el rendimiento y afecta al estado de ánimo de los trabajadores, que podrían mostrarse por esta causa desagradables u hostiles con los compañeros, reduciendo su capacidad de interactuar, según esta investigación realizada en 2007 en Estados Unidos por el BSC, una de las instituciones del sueño más reconocidas en Norteamérica
Según la directora ejecutiva del BSC, Nancy Shark, los equipos “serían más dinámicos” y las compañías “más productivas” si los empleados “disfrutasen de un sueño de calidad”. “Para ello es necesario dormir unas ocho horas diarias y en horarios regulares, incluso los fines de semana”, apuntó la experta, quien dice que la habitación “no debe usarse para trabajar, comer, leer o ver la tele”, sino que debe poseer “un ambiente para el sueño y la relajación”.
Otro de los elementos clave a la hora de mejorar la calidad del sueño es el equipo de descanso-es decir, el colchón, la almohada y la base- sean “de calidad, que se adecuen a la edad y el peso de su usuario y que estén bien conservados”.