La Guardia Civil, como cuerpo competente en materia de armas y explosivos, ha destruido 13.300 armas de fuego durante el pasado año. Así, la brigada de Intervención de Armas y Explosivos ha destruido 2.500 armas cortas, 7.100 armas largas y 3.600 armas de diferente tipología.
Según ha informado el Instituto Armado en un comunicado, la provincia donde más se ha destruido armas este pasado 2018 ha sido Cádiz con 3.300 armas, de las cuales 2.200 han sido destruido en la Comandancia de Cádiz y 1.000 en la Comandancia de Algeciras.
Seguidamente, se sitúa la provincia de Málaga con 2.500 armas destruidas que supera por un escaso margen a la provincia de Córdoba donde se destruyeron 2.400 armas en 2018. A cierta distancia se sitúan las provincias de Jaén y Granada, cuyas Comandancias destruyeron 1.900 y 1.100 armas respectivamente.
Por otra parte, Sevilla es la provincia donde menos armas se han destruido con 600 elementos, una cifra cercana a los datos que registran las Comandancias de Huelva y Almería, donde se destruyeron 700 y 800 armas respectivamente.
Estas actuaciones se enmarcan dentro de la normativa vigente en España y se suma al Programa de Acción de Naciones Unidas sobre el comercio ilícito de armas pequeñas y ligeras, que tuvo su origen en la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre el Comercio Ilícito de Armas Pequeñas y Ligeras, celebrada en julio de 2001.
En dicha conferencia, quedaba patente, entre otras cuestiones "la preocupación por la fabricación, transferencia y circulación ilícitas de armas pequeñas y ligeras y por su acumulación excesiva y proliferación incontrolada en muchas regiones del mundo, lo cual tiene consecuencias humanitarias y socioeconómicas de muy diversa índole y supone una grave amenaza para la paz, la reconciliación, la seguridad, la estabilidad y el desarrollo sostenible en los planos individual, local, nacional, regional e internacional".
A partir de ahí, la ONU estableció que, cada 9 de julio, se celebraría el Día Internacional de la Destrucción de Armas de Fuego, con el fin de promover acciones para la eliminación de las armas de fuego de origen ilícito.
En España, desde 1844 la Guardia Civil se ha encargado del control de armas para evitar su proliferación y como medida de prevención para dificultar la acción de los malhechores. La Cartilla de la Guardia Civil disponía que "vigilará que nadie ande con armas por parte alguna sin la correspondiente licencia para usarlas".